Mercedes araoz ministra comercio exterior Mercedes Araoz ministra comercio exterior

Camina desviada


Comienza la caída

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En lo bajo

La tienen que ayudar

La pobre cree que estamos cerca de la reciprocidad absoluta con Chile

 

Ya en nuestro artículo sobre el robo del pisco advertíamos que las declaraciones de la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Mercedes Aráoz, parecían surgir de una mente febril.

 

. Pero no fue algo pasajero. La siguiente alucinación la conocimos esta semana, pues dijo que su administración “está buscando” la consolidación de una absoluta “reciprocidad de inversiones” entre Perú y Chile, además, que en la segunda etapa de la negociación “se tiene que avanzar en lo que es el tema de servicios financieros, en donde ellos todavía son muy restrictivos”.

Encima que nos roban tierra y mar, ¿tenemos que abrirles las puertas más en los sectores financieros? ¿O que nos las abran, para qué, si la capacidad de nuestros capitalistas es ínfima? La ministra parece no haber revisado las cifras de inversión chilena en el Perú, la diferencia es abismal. 

Sí, la inversión chilena en el Perú es doscientas veces mayor que la peruana en Chile (5,000 millones contra 25 millones). Señora ministra, ¡despierte por favor! No sólo eso, mientras los chilenos están organizándose y colocando gerentes en el Perú, quitando ese trabajo a peruanos, el Perú aumenta su exportación de trabajadoras del hogar, albañiles y cocineros a Chile. 

Señora ministra, ¿puede decir cuántos gerentes y jefes chilenos hay en el Perú y cuántos gerentes y jefes peruanos hay en Chile? La ciudadanía demanda una respuesta. No venga a contarnos cuentos como los del embajador peruano en Chile, que le parece gran logro que las trabajadoras del hogar puedan jubilarse en Chile. ¿Y qué pretendían, tirarlas a la calle una vez que no tengan las fuerzas físicas para seguir laborando? 

Siguen los delirios 

Araoz añadió que el Perú “no ha sido concesivo” en el Acuerdo de Complementación Económica Ampliado con Chile, “buscar los mecanismos de cooperación”, es permitir “minimizar los elementos de tensión” entre ambas naciones. 

En primer lugar, decir que se trata de un acuerdo es una mentira, porque lo es sólo de forma, en el fondo han firmado en secreto un TLC, que, para favorecer a Chile, viola la Constitución burlando al Congreso peruano. 

En segundo lugar, la ministra, con sus declaraciones, nos dice que ―visto el latrocinio chileno de nuestro mar y el desconocimiento del punto Concordia, el latrocinio del pisco, entre otras cosas― tenemos la obligación nosotros, no Chile, de bajar la tensión. ¿Estamos obligados a seguir regalando concesiones para que el gran Chile (patrón y mandante de sirvientes, menestrales, ministros y gobernantes peruanos) se calme? 

“Hay que buscar los mecanismos de cooperación para que los elementos de tensión se minimicen y se puedan lograr soluciones en los temas de tensión. Creemos que en el tema de comercio, en particular, hay posibilidades de crecimiento conjunto, en los temas de inversión,... estamos claros que podemos integrarnos para ver la posibilidad de crecer juntos”, dijo en relación con las naciones del Asia-Pacífico y en la asociación con la Unión Europea, haciendo eco de las declaraciones del canciller chileno Alejandro Foxley, quien, disgustado por la tímida intención del gobierno peruano de ir a la Corte de la Haya por la delimitación marítima, manifestó, palabras más palabras menos, que deberíamos dejarnos de tonterías y entender que debemos apoyarnos en Chile para que, guiados por la experiencia internacional del país delincuente sureño, los peruanos pudiéramos conquistar los mercados de Asia. 

Evidentemente, los chilenos ven al Perú como un país de ignorantes, extraviados e incapaces que necesitan de la tutela de la bien organizada mafia del estado chileno. 

¿Seremos un incapaz que necesita de un país ladrón para crecer? ¿Llaman crecer juntos a que Chile succione nuestro gas y frustre nuestro futuro?

Sirvientas y servidumbre

Es muy conocido que por el desgobierno, corrupción e incapacidad de los sucesivos gobiernos peruanos, millones de nuestros compatriotas ven en la emigración la única posibilidad de supervivencia, dado que aquí en el Perú tiene profundas raíces la filosofía empresarial del cholo barato (empleo precarizado, bajos sueldos, no cobertura de seguro, etc.). En este contexto, miles de mujeres peruanas han viajado a Chile a trabajar en el servicio doméstico, de cocineras, niñeras, etc. En Chile, hay que reconocerlo, pagan más que en el Perú y estas peruanas pueden sobrevivir y además enviar pequeñas sumas de dinero a sus familias. Siendo tan grande la presencia de estas empleadas domésticas, en Chile decir peruana es sinónimo de sirvienta. Bueno, sabemos que el trabajo dignifica, y que hay que aceptar cualquier ocupación, por simple que sea, aunque la persona haya culminado una carrera universitaria, que es el caso de numerosas sirvientas peruanas. 

Sin embargo, como en todo orden de cosas, no todos los elementos de un conjunto son iguales. Hay sirvientas y sirvientas. Por un lado tenemos nuestras compatriotas que, negada toda posibilidad de desarrollo personal en el Perú, van a trabajar a Chile soportando el desprecio de que somos objeto la mayoría de peruanos en ese país. Por otro lado, tenemos sirvientas indignas y utilizables como un monigote para satisfacer los propósitos y fines de lejanos mandantes; tal es el caso de la ministra Araoz, que como perfecta cara dura muestra todo el tiempo un rostro sonriente a sus patrones chilenos y trabaja buscando todo lo que los beneficie, dando por inexistentes las ofensas que infieren al Perú los patrones chilenos de ella. 

Hay otra diferencia: las sirvientas peruanas en Chile tienen un patrón o patrona visible e inmediato; la ministra Araoz es sirvienta de Chile dentro de un gobierno ya marcado por su servidumbre a ese país; por tanto, ella mirándolo bien, no tiene al patrón chileno directamente a la vista, lo siente y obedece por interpósito gobierno; es subsirvienta o infrasirvienta, o como quieran, sirvienta de los sirvientes de los sirvientes. 

Ponga pies en tierra señora, no siga hablando como si hubiese salido de francachela con aguardiente chileno (que pretende ser pisco) y encima andando de tumbo en tumbo. Como en la foto, necesita de ayudantes para levantarse y ver por donde camina, pues cree que el camino oscuro por donde va no es percibido por los peruanos. Convénzase de una vez que la sirvienta no es igual que sus patrones, por muy sonrientes que estos la miren. No sea igualada.

Para leer los desatinos de la ministra sobre el pisco leer:

Chile brinda por el robo de nuestro pisco