Milagros LeivaPor  Guillermo  Olivera  Díaz*

A mi modesto juicio, el dinero de Milagros Leiva: “limpio, decente y ganado a pulso”, según ella lo cataloga en una declaración hecha ante otro cuestionado  periodista,  Beto Ortiz, ha sido ensuciado con mucho pringue, tornado indecente e ilícito y gastado a impulsos ciegos, en pos de la supuesta noticia que brindaría el entonces prófugo de la justicia peruana, Martín Belaunde Lossio, buscado por delitos y hoy en cárcel. ¡Esa imaginada y esquiva primicia no se debe comprar!

 

No resulta sensato convertir al dinero “limpio”: ¡30,000 dólares, o más!, que sí cuesta sudor ganarlo, de varios meses, como yo lo experimento, en horriblemente sucio, entregarlo sin recibo, con nocturnidad boliviana, sin convenio escrito ni testigos de probanza, sin recibir ni pizca de la primicia buscada, tampoco el papel incriminador que desplome al actual gobierno y a espaldas del empleador periodístico, que maneja a su antojo dos canales de televisión y varios periódicos.

Tampoco creo que es dinero “decente” el que se gasta con indecencia, agregando gastos de avión al extranjero, de muchos taxis, de comida, de lujoso hotel, cambiando la ropa interior y exterior de marca, salvo que algún indecente, hoy agazapado, le haya pagado esos gastos, para irse a buscar a quien acomedido, con eros encadenado, la podría albergar en su estrecha y prestada cama del arresto domiciliario altiplánico, donde el frío cunde si se carece de calefacción.

¡De ese oscuro modo no se gastan 30 mil dólares (¡casi 100 mil nuevos soles!) ganados a pulso, ni reputados limpios y decentes! Se gasta así más bien el dinero sucio, el que llega a las manos sin saber cómo o que de repente viene solo, como a cierto ventrudo personaje.

Al dinero limpio se lo ahorra, guardando pan para mayo; se lo invierte, en bienes tangibles que produzcan renta; se compra un inmueble más; se mejora la biblioteca con buenos libros que eviten hablar sandeces o palabras huecas en televisión; en fin, no se viaja a Bolivia, en estado de frenesí, buscando a un fugitivo sin saber su contenido.

Nunca gasté de modo tan increíble e insensato esa suma tan considerable. Cuando los tuve, y los sigo teniendo, hasta más, los aprisiono con siete candados para que no se escapen a Bolivia, sin llegar a la avaricia. Y si de placeres terrenales se trata, viajo por el Perú entero, y por 45 países más (Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza, Italia, España, Rusia, Suecia, Finlandia, Estados Unidos, etc. etc.), como en efecto lo realicé. Varias veces lo hice con mis hijos, 2 de los cuales se titularon en dos universidades de Europa y siguen por allá. ¡Lección de vida para doña Milagros!

San Borja, 12 de setiembre del 2015.
*Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
http://puntodevistaypropuesta.co/2015/09/14/de-la-escasa-limpieza-y-decencia-de-milagros-leiva/