Por: Mesías Guevara Amasifuén (*)

La Justicia es uno de los valores éticos más elevados. Para grandes filósofos  la Justicia es la reina y señora de las virtudes, para   otros es esencial para el funcionamiento del estado. El “Digesto” romano contenía la siguiente definición: Justicia es la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno según su derecho.

 

Para alcanzar la justicia no se debe olvidar algo tan importante como el aspecto moral, es menester rendir culto a la verdad, a la honradez y al trabajo. Estos deben guiarnos por el camino que nos ha de llevar a alcanzar la justicia. Este se basa en el principio “autotélico”. Por eso se opone radicalmente a todo tipo de opresión, dictadura, explotación, racismo y discriminaciones entre los hombres.

La Justicia es el saber decidir a quien le pertenece esa cosa por derecho. La Justicia es ética, equidad y honradez. Es la voluntad constante de dar a cada uno lo que es suyo. Grandes maestros como Jesús dieron su vida por la justicia, fue muerto en la cruz

Sócrates declaraba que la Justicia es ante todo una perfección interior, una virtud que radica en el alma. Y Aristóteles termina diciendo que la Justicia es la virtud más alta, la virtud perfecta.

En el sermón de la montaña encontramos las palabras de Jesús:  'Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados.' . “ Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia: porque de ellos es el reino de los cielos”.

En nuestro país y en el mundo, debe imperar la Justicia, porque a través de ella encontraremos la paz y luego el desarrollo.  Bienaventurados los que buscamos el imperio de la justicia, los que buscamos establecer una sociedad justa, es decir donde reine la justicia, donde haya oportunidades para todos,  donde  los hombres y mujeres puedan realizarse como personas de bien y que tengan acceso a una  educación con calidad,  salud, alimento y trabajo.  No menos importante es la Libertad. Así mismo, es importante que tengan acceso a los servicios básicos como el agua potable y desague, hay millones de peruanos que no cuentan con ella. La  electricidad,  muchos aún se siguen iluminando con mecheros, velas o candiles.  Acceso al Internet, para consolidar la inclusión digital. 

La justicia debe estar en cada discurso, en cada propuesta, en cada sueño. Debe iluminar el camino de la Libertad. Debe ser el nexo con la felicidad. La felicidad debe estar presente en cada jornada cívica y en el sentimiento nacional. El labrador, el obrero, el joven, la esposa y el esposo, el empresario, el universitario, el profesional, el militar y el político, siempre deben tenerlo en cuenta en  cada acción y cada sueño.

Gloria a la justicia, que nos da la posibilidad de construir una sociedad donde haya oportunidades para todos, donde todos nos reconozcamos como hermanos, donde reine la paz. Busquemos instaurar la justicia así seamos perseguidos y vilipendiados porque junto la libertad y la solidaridad, construiremos una gran nación.

Aquella gran nación donde el hombre sea el centro del desarrollo, en busca de su bienestar, donde prime el Estado de derecho como una voluntad férrea de la esencia del gobierno. Millones de peruanos esperan una oportunidad para salir de la pobreza en que se encuentran. Los gobernantes y los políticos en general deberían de tener como derrotero y estela luminosa la Justicia con el compromiso de alcanzar la justa distribución del: Tener y del Saber.