Por Rocío Ferrel

El caso de la mordaza contra la China Tudela, el cómico personaje del periodista Rafo León, constituye un episodio más de la nueva forma de un sicariato contra la libertad de expresión, manifestación de la pestilencia instalada en la política y el periodismo nacional.

 

China Tudela mordaza

Un caso parecido, ocurrido este año, fue la persecución contra el periodista Philipp Butters, quien acostumbra lanzar agudos dardos contra ciertos políticos, mermeleros, oenegeros, etc., pero en especial contra los intereses del enemigo chileno. Lo despreciable es que para arremeter contra él se prestase un periodista, Miguel Gastelumendi, tendiéndole una sucia celada al estilo de un hampón en la marcha “Con mis hijos no te metas”, donde Butters protestaba tranquilamente contra el oscuro lobby de la llamada identidad de género. Igual que con León, retorcieron la verdad y consiguieron no sólo retirarle anunciantes, sino que lo echen de radio Capital. Por suerte consiguió continuar en Exitosa.

Esta vez es Rafo León, quien lanzaba ataques principalmente contra el fujimorismo y para acallarlo aducen que agredió verbalmente a varias congresistas fujimoristas, con lo cual los sicarios de la cataléptica dictadura fujimorista buscan subir a calidad de diosas a varias de esas malolientes mujeres, contra quienes ni siquiera se puede recurrir a la sátira, es decir, buscan castigar a León como si hubiese blasfemado.

Ahora también critican la portada de Caretas, en que se ven los garfios del congresista Luis Galarreta, impresentable que capitanea la mordaza, y sus incondicionales dicen que es una ofensa a su discapacidad física. ¡Vaya, todo los ofende…! ¡Déjense de ridiculeces! Ocúpense de asuntos más trascendentes para el Perú. Deben entender que no son dioses, y por ser personajes políticos deben estar preparados para la sátira, sea de mal o buen gusto.

La oscura y aviesa intención de los retrógrados censores se pone de manifiesto al observar que optan por atacar, amedrentar y desprestigiar a los “infractores” o privarlos de su fuente de trabajo, pero no recurren al Poder Judicial o al Ministerio Público porque saben que los periodistas no están faltando a la ley y que, por tanto, se les debe dejar tranquilos.

Aunque discrepemos de los epítetos y expresiones de León, es de subrayar que otro punto que duele al fujimorismo es que la China Tudela los trate de vulgares y gentuza, que en realidad son, pues los fujimoristas creen que con su poder ahora se han convertido en grandes señores. En realidad son gente de baja catadura sólo alabada por interés en las zonas de miseria a donde van a soltar migajas. No es malo ser de un estrato social bajo, lo espantoso es la ordinariez moral.

Lo grave es que no sólo condenen a los periodistas, sino que busquen cortar su fuente de ingresos, lo cual ya han conseguido, pues Subaru retiró su publicidad. Buscan una condena a muerte por inanición.

La hediondez de esta gente totalitaria es más notoria porque arremeten contra la libertad de expresión cuando se trata de ellos, pero nunca dijeron nada cuando los medios agredieron a otros personajes, no con bromas ni risas, sino con difamación. También callan al ver la basura con la cual la televisión agrede a la niñez peruana, cuando esto es muchísimo más grave.

Este caso demuestra una vez más la podredumbre en que está sumida la política y la prensa, salvo raras excepciones, todo apesta.

Ver:   http://caretas.pe/china_tudela

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