Candidatos de EE. UU. critican a Arabia Saudita

 

En renovada demostración de que los derechos humanos no son más que un pretexto ocasional para desarrollar una política internacional depredadora, George W. Bush se negó a efectuar un llamado a Abdullah, rey de Arabia Saudita, para reconsiderar la sentencia de 200 latigazos y seis meses de cárcel para una mujer que fue víctima de violación sexual.

La mujer de 19 años, cuyo nombre no fue revelado y sólo es conocida como la “chica de Qatif”, en alusión a su ciudad de origen, iba en auto con un amigo, cuando fueron atacados por una banda de siete sujetos que secuestraron a ambos pasajeros y los violaron.

El tribunal saudita condenó a cuatro de los agresores con suaves penas, desde uno a nueve años, mientras que las dos víctimas recibieron condena de 90 latigazos por violar la ley que dispone que una mujer salga de su casa con un hombre que no es de su familia.

Tras apelar la sentencia, los jueces duplicaron la pena a la mujer, alegando que estaba influenciando en la prensa.

Bush se ha negado a escuchar los pedidos de Hillary Clinton y otros demócratas para condenar la sentencia. El candidato presidencial John Edwards afirmó que el castigo a la mujer rompe espantosamente los derechos humanos más elementales.

Además de los políticos, organizaciones de derechos humanos, como Amnesty International, se han pronunciado contra la decisión de las autoridades sauditas. Human Rights Watch ha pedido al rey invalidar el veredicto y que cese la hostilización contra el abogado de la víctima, quien ha sido citado para enfrentar una posible suspensión de tres años, con lo que intentan aislar a la mujer y privarla de sus más elementales derechos.

200 latigazos

La legislación saudita supera en primitivismo a cualquier cultura cavernaria que ha recurrido a los azotes como castigo, pues inclusive en la antigua ley hebrea se consideraba que los latigazos no podían ser más de 40.

Vemos pues que para Bush en unos casos los derechos humanos, violados en formas tan brutales como esta, no existen, no obstante, insiste en imponer sanciones y embargo a Cuba alegando que viola los derechos humanos al no permitir la libertad de expresión, lo cual es cierto, pero lo cometido por los árabes supera en bestialidad a la violación de la libertad de expresión o prensa. La ley del petróleo hace pues que Bush maximice o minimice los derechos humanos según su conveniencia.