Después del peritaje, ¿qué?

Por fin concluyó el trabajo de los peritos internacionales escogidos por el Gobierno para examinar el estudio de impacto ambiental pagado por la empresa del proyecto Conga y presentado como inmejorable e irreprochable por el régimen de Alan García. Esta posición fue refrendada por el Presidente Ollanta Humala cuando dijo que no podía oponerse a lo aprobado porque era un acuerdo legal del anterior gobierno. Su frase “Conga va” marchó en esa dirección.

 

Esa actitud concesiva se reflejó ayer, para no variar, en declaraciones de Óscar Valdés, presidente del Consejo de Ministros, quien al recibir el informe de los peritos aseguró que éste es “imparcial y transparente”. ¿Cómo lo sabía, si apenas lo había tocado con los dedos? Posturas como esa, hacen crecer la desconfianza, en lugar de despejarla.

El perito español Rafael Fernández Rubio puso puntos sobre las íes al decir: que el discutido estudio de impacto ambiental requiere modificaciones, “mejoras sustanciales”.

En la tarde, en conferencia de prensa, el ministro del Medio Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, ha expuesto algunos aspectos del extenso informe de los peritos. El texto completo debería ser publicado pronto. Entretanto, por lo poco que se ha difundido, resulta que el estudio consagrado por García no era tan perfecto como se decía.

En algunos aspectos, por ejemplo en la necesidad de conservar dos lagunas, el informe coincide con lo propuesto por el exministro de Medio Ambiente Giesecke, quien fue defenestrado por discrepar.

Pulgar-Vidal fue más prudente que Valdés. Precisó, por ejemplo, que el informe no se pronuncia sobre la viabilidad o inviabilidad del proyecto minero Conga, sino que formula recomendaciones para mejorar el estudio de impacto ambiental.

Precisó Pulgar-Vidal que el Ejecutivo analizará el informe antes de tomar una iniciativa política sobre el proyecto Conga.

El análisis especial se realizará por los Ministerios de energía y Minas, de Agricultura y del Medio Ambiente.

En realidad, el peritaje, cualquiera que sea el saldo que resulte luego de un estudio de su texto, no debió ser encomendado directamente por el jefe del gabinete ministerial, Óscar Valdés. Lo usual internacionalmente es que se convoque peritos por concurso público. La selección por el oficialismo suscitó desconfianza desde el arranque.

Concluido el informe de los peritos elegidos por el Ejecutivo, el análisis especializado de éste queda a cargo de tres ministerios. El resultado de ese estudio será sometido, sin duda, al Consejo de Ministros en pleno.

Al final, la decisión y la responsabilidad política –la responsabilidad histórica– corresponderá al Presidente Humala. Quizá después de leer el peritaje comprenderá que el autoritarismo y la arbitrariedad no son buenos.

La Primera, Lima 19-04-2012

 

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