Modelo económico peruano produce desnutrición crónica

Nuevamente se tienen informes, como del grupo Inversión en la Infancia, que muestran cómo pese a la propaganda triunfalista de los medios de comunicación y del gobierno, según la cual somos un país triunfador y de economía emergente, la desnutrición está extendida en todo el país.

Contrariamente a lo que puede pensarse, esto no es producto de ninguna negligencia. El modelo económico de exportación primaria exige gente con baja calificación laboral. Por tanto, en una situación en que el recurso humano, la persona, es un bien de muy poco valor en el Perú, no conviene al estado peruano gastar en alimentación, educación y salud de las personas pobres. Más bien cada gobierno de turno aparenta preocuparse por la miseria y el hambre; pero en realidad se asegura de que esto siga así, para que se produzca daño irreversible en las neuronas del cerebro de los niños.

Estas personas disminuidas tienen nada más el intelecto necesario para entender órdenes, expresarse con cierta suficiencia y trabajar en labores simples; su rendimiento en el estudio —que en realidad no necesitan— es muy limitado1. Este es el “cholo barato”, de baja autoestima y mínimo consumo, sueño hecho realidad de empresarios y gobernantes peruanos.

En su momento, estas personas desnutridas tienen hijos y con cada generación se degrada más la calidad genética. Pero esta especie de zombis son útiles, porque al recibir salarios miserables permiten que el Perú tenga ventajas competitivas.

La extendida persistencia de la desnutrición crónica demuestra que ninguno de los programas destinados a paliar el problema de la desnutrición, como desayunos o almuerzos escolares, da resultados de verdad; el problema continúa siendo muy grave.

Esta situación de miseria ocurre en el Perú saqueado, usurpado y expoliado, en el que existe mucha gente pobre, desnutrida y envilecida2, pese a que tiene inmensas riquezas naturales y una población muy trabajadora. Como corresponde, tienen que venir ONG como Save the Children, que más se le conoce por trabajar en países del África en los que mucha gente muere de hambre. Algo de parecido nos verán.

Leamos.

 

Los rostros de la desnutrición

A pesar del crecimiento económico del país, la desnutrición infantil sigue siendo una tarea inconclusa. Hay regiones altoandinas en las que llega a los mismos niveles registrados en África, según un informe de la ONG Save the Children. Y aunque la desnutrición es mayor en zonas rurales, en Lima hay barrios donde más de la mitad de los niños no tienen el peso ni la talla que les corresponde para su edad.

Por Raúl Mendoza

Yordan tiene 10 años, pesa 27 kilos y mide 1 metro con 27 centímetros. Está lejos de su ‘peso y talla ideales’, según los médicos. Para su edad debería tener, por lo menos, seis kilos más y medir ocho centímetros más de estatura. Pero sufre de desnutrición y no ha crecido lo suficiente.  Vive en el asentamiento humano Portada del Sol, en Pamplona Alta, una zona de arenales al sur de Lima, con población en extrema pobreza. No es el único con problemas de salud en su familia. Su hermana de 4 años tampoco tiene la estatura suficiente y a la hermanita menor, que tiene 11 meses, le han detectado anemia severa. “De los niños que atendemos aquí, todos tienen algún rango de desnutrición”, cuenta Karin Quinteros, la pediatra del centro de prevención nutricional de la Fundación Conin, ONG que trabaja en esta zona desde hace cuatro años.

Otro caso dramático es el de Josmel, un niño de 4 años que en setiembre pasado pesaba 10 kilos y 90 centímetros cuando llegó al centro. Él debería tener 15 kilos y tener un metro de estatura. En la ficha de seguimiento que se le hace su diagnóstico es “desnutrición crónica”. Ha subido un kilo y creció dos centímetros desde que llegó al programa de Conin, pero no es suficiente. La asistenta social Bertha Pinedo advierte que lo que dificulta la recuperación, como en el caso de Josmel y otros niños, es la precariedad familiar. “Hay casos de madres solteras, de alcoholismo de los familiares, y no los traen”. En Pamplona Alta, hay decenas de asentamientos sin servicios básicos y eso también influye. Por lo menos el 70% de niños de la zona tiene desnutrición.

Casos como los que atiende Conin se repiten en otros puntos de la capital. En Villa El Salvador la ONG Tierra de Niños apoya a comedores de la zona de Lomo de Corvina con talleres nutricionales. La promotora Gladys Aguilar trabaja desde el 2008 en el proyecto Nutrihojitas para niños menores de 3 años. “Antes las madres no sabían qué cocinar; con esos talleres se les dio información sobre alimentación económica y nutritiva”, explica. Ahora trabaja con la red de salud del Minsa en la mejora del estado nutricional de 100 niños de la zona. “Si no acuden a sus controles, vamos hasta sus casas porque muchos padres no los traen”, cuenta. También dice que, de cada diez niños en este distrito, cuatro tienen desnutrición y cinco anemia.

Desnutrición y anemia

Cifras recientes en el Perú señalan que el 18% de los niños –cerca de medio millón– están desnutridos. Ese es el promedio, la cifra macro. Si solo consideramos el ámbito rural, esa cifra se eleva a 33%. Pero los números sobre el tema no son uniformes. Teresa Carpio, directora de la ONG Save the Children, señala que hay lugares del interior del país donde el porcentaje de niños que sufren desnutrición llega al 50% y hasta más del 70%, como en distritos de Huancavelica. “Esas cifras son mayores, por ejemplo, a las de Madagascar, que tiene 49%, y similares a las de Sierra Leona o Burundi. No se trata de todo el país, pero hay zonas que son ciertamente africanas en términos de desnutrición”, explica Carpio. Pero ahí no queda todo: también dice que en zonas rurales la anemia alcanza el 51%. Alarmante.

A mediados de febrero la ONG presentó el informe “Una vida sin hambre: cómo combatir la desnutrición infantil” en el que alertan que, si la indiferencia de los estados continúa, la crisis alimentaria afectará a 450 millones de niños en el mundo en los próximos 15 años. En relación con el Perú, el estudio señala que 25% de la población rural no logra alimentar a sus hijos en todo el día. También precisa que  el alza del costo de los productos comestibles ha obligado a la población rural a reducir la compra de alimentos.

La directora de Save the Children señala que, además de la exclusión en que viven vastas zonas del país, la propia población rural no considera a sus niños una prioridad. Ella visitó Kañaris en Lambayeque, uno de los cuatro distritos más pobres del país, y encontró que allí los niños no toman la leche ni comen los huevos que producen sus animales porque sus padres los venden. En Huancavelica o el norte del país, donde Save the Children ha desarrollado proyectos, sus promotores han comprobado que muchas veces los adultos no les dan a los niños la papilla donada por los programas sociales. “Prefieren dársela a los animales para engordarlos y venderlos a mejor precio”, revela Teresa Carpio. No se dan cuenta de que con ello empiezan a frustrar las posibilidades de desarrollo de sus hijos.

¿Por qué es importante combatir la desnutrición infantil? Porque el desarrollo físico e intelectual se da entre los 0 y 5 años. “Está comprobado que el 80% de nuestro cerebro se desarrolla en los tres primeros años de vida. Es clave una alimentación adecuada”, explica la directora de Save the Children. La desnutrición les resta posibilidades a los niños. Un niño desnutrido tendrá problemas con su desarrollo físico, no jugará, no va a desarrollar su imaginación, será enfermizo, no aprenderá fácilmente. Estará condenado a no destacar frente a otros que sí tuvieron la oportunidad. “Si a eso le sumas el desapego afectivo de unos padres que tienen que trabajar, está en desventaja emocional también”, sentencia Carpio.  

La especialista se pregunta : Si más de la mitad de la población adulta en el Perú tuviera desnutrición, ¿no sería un escándalo? “Aquí eso está pasando con los niños, que son el presente y futuro del país, y parece que nadie se escandalizara”.

¿Qué hacer para combatir el problema? Save the Children cree que el gobierno debería responder una pregunta: ¿Cuánto cuesta combatir la desnutrición en un niño menor de 5 años? Ese dato se debe saber para tener un presupuesto anual. Pero hoy esa información se ignora, los esfuerzos están dispersos. Además los programas nutricionales deberían ser más efectivos. Hay que capacitar a los padres en hábitos de consumo y nutrición (¿por qué en zonas altoandinas no se consume más quinua y kiwicha?). Y también debe haber programas de higiene y empleo, porque así se evitan enfermedades y se mejora el nivel de vida de la gente.

Epílogo

El problema no está solo en el interior del país sino también en las zonas periféricas y pobres de Lima. Esfuerzos como el de Conin en Pamplona tienen impacto. Andriu y Luis, dos niños de 3 y 4 años que llegaron el 2011 con varios kilos por debajo de su peso, ahora están recuperándose. Cada quince días Conin les da una bolsa de alimentos básicos a las familias que participan en el programa, pero a condición de que lleven a sus hijos al centro de prevención nutricional. Pilar Deza, directora de Conin, señala que su institución brinda alimentación y estimulación a los menores en sus primeros años “para que no empiecen con un handicap en su vida”. La desnutrición anula el futuro de los niños y el gobierno debe hacer todo lo que esté a su alcance para combatirla. No lo está haciendo.

Esfuerzos en provincias

La ONG Save the Children tiene programas de capacitación nutricional en varias regiones del país. Este es el testimonio de Gabina Báez, de la comunidad San Isidro de Ttio, en Acomayo: “No sabíamos esto de darles alimentos balanceados a nuestros hijos. Pensaba que participar en las instituciones era pérdida de tiempo. Hasta que hace un año conocí a la señorita de Kallpa (socio de Save the Children en la zona) y me enseñó sobre los tres grupos de alimentos: para crecer, para darnos fuerza y el grupo de protección de enfermedades.  A mi hijito Rodrigo que tiene un año lo llevo puntualmente a su control, está bien de su pesito y su tallita, le hago comer los alimentos de crecer: carnecita, huevo; y las frutas protectoras, que pocas veces podemos comprar. Mi esposo me apoya también”. Ese tipo de capacitación les da la ONG a mujeres de distintas regiones del país con énfasis en las zonas más pobres.  Sus programas de primera infancia son integrales: tienen que ver con nutrición, salud, educación y estimulación temprana.

La República, Lima, 04 de marzo de 2012

http://www.larepublica.pe/04-03-2012/los-rostros-de-la-desnutricion

 

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1 Esto pasa con la gente muy pobre de zonas rurales y de las ciudades. En otros sectores sociales en que los padres pueden alimentar más o menos bien a sus hijos, este problema no es tan grave. De todas maneras, por el intencionalmente pésimo sistema educativo del Perú, incluso los niños no desnutridos demuestran un rendimiento muy bajo en comprensión de lectura y Matemática (pruebas (PISA), en lo que ocupamos el penúltimo lugar en América Latina.

2 Para que desde niños se sientan disminuidos y con amor propio debilitado, para que interioricen bien su identidad de mendigos y menesterosos, el estado peruano incorpora a las familias pobres en programas de mendicidad oficial (“Vaso de Leche”, “Juntos”, entre otros), con lo cual desde temprana edad los niños entienden que sus padres son personas fracasadas e incapaces de conseguir alimentos con su propio esfuerzo.

 

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