Importancia de la investigación científica: Ciencia o muerte

Fernando de Trazegnies

Jurista

Muchas veces he escuchado decir que un país con los niveles de pobreza del nuestro debe invertir sus escasos recursos preferentemente en aliviar la miseria y solo después preocuparse del desarrollo de la ciencia. Ello se justificaría en dos consideraciones: de un lado, lo más urgente es atender a los que más sufren; de otro lado, los países ricos cuentan con más recursos y, por tanto, pueden encargarse de investigar e inventar por nuestra cuenta.

Pienso que quienes eso sostienen conciben el mundo como un edén en constante progreso, cargado de vitalidad y de riqueza; pero que ciertas estructuras sociales abusivas no permiten que toda la humanidad goce por igual de ese bienestar in crescendo. En esa forma, no toman conciencia de que vivimos en un mundo permanentemente amenazado por nosotros mismos y por la propia naturaleza.

Pero debemos tomar consciencia de que nuestro mundo, incluidos nosotros mismos y todo lo que nos rodea, está permanentemente proceso de desaparecer, de terminar, de acabarse. Y esto es necesariamente así porque la realidad material es finita: nos morimos inevitablemente, consumimos irresponsablemente lo que nos da la naturaleza con riesgo de agotarla, crecemos en número dentro de un espacio y un conjunto de recursos limitados. Y, si no se contrarresta esta tendencia negativa, llegará un momento en que las tierras cultivables del mundo no alcanzarán para alimentar a la humanidad; el agua con la que cultivamos, bebemos y nos aseamos será escasa; se acabará el petróleo que es fuente de energía y nos proporciona ese ingrediente indispensable para la vida moderna que es la electricidad.

El fin de estos elementos vitales llegará más pronto en la medida que la humanidad aumenta aceleradamente en número.

Nuestra miopía no nos permite comprender la evolución acelerada de nuestra especie. A principios del s. XX éramos unos 1.500 millones de habitantes en la Tierra. Eso es un poco más que la actual población de China, únicamente. En 1960 no llegábamos a 3 mil millones. Hoy, somos 7 mil millones. Esto significa que en cien años hemos multiplicado prácticamente por cuatro la población mundial; y en los últimos 50 años hemos más que duplicado el número de habitantes del planeta.

¿Qué es lo que ha venido contrarrestando la crisis debida al obvio incremento de la población mundial? ¿Qué es lo que ha abierto nuevas posibilidades para superar el consumo e incluso para mejorar muestra calidad de vida? La ciencia. Siguiendo la tendencia antes indicada, en el año 2050 podemos llegar a ser alrededor de 15 mil millones de habitantes de este limitado planeta Tierra.

¿Quién nos va a dar de comer? ¿Cuál será nuestro espacio para vivir?

Para cubrir las necesidades de ese inmenso número de habitantes será preciso contar con nuevas fuentes de energía (básicamente, energía nuclear segura y barata), con nuevas formas de aprovisionamiento del agua (probablemente, la desalinización del agua del mar), y con nuevas fuentes de aprovisionamiento de alimentos (un uso más extensivo de los recursos marinos y la irrigación de los desiertos para ganar tierras de cultivo), etc.

La única forma de lograrlo será mediante un uso cuidadoso de los recursos naturales disponibles y con la ayuda del dinamismo creativo de la ciencia, que abre continuamente nuevas posibilidades para la subsistencia de la vida a un nivel conveniente.

Si dejamos que solamente ciertos países llamados "ricos" se dediquen al trabajo científico y tecnológico, nos encontraremos en el año 2050 que seremos un país atrasado sin capacidad para subsistir decentemente por sí mismo. Obviamente esto producirá una mucho mayor desigualdad y mucho mayor pobreza; porque la riqueza estará del lado de los países científicos.

Pasaremos de ser países con grandes sectores de pobreza a simplemente países pobres y atrasados donde la subsistencia es difícil y, paradójicamente, muy costosa.

En consecuencia, si queremos realmente salir de la pobreza aliviemos decididamente a los sectores más necesitados pero, además, promovamos la educación, la ciencia y la tecnología, que es lo único que nos llevará a superar el subdesarrollo y nos permitirá sobrevivir en las difíciles décadas que tenemos por delante. La disyuntiva es: ¡Ciencia o pobreza y muerte!

El Comercio, Lima 23-04-2012

 

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