Por Herberth Cuba García

Peligroso retorno de algunas propuestas humalistas

Los puntos tres y cuatro del Plan de Salud presentado por la ministra de Salud, se titulan: “Sistema Integrado de información en Salud” y “Descentralización de la atención especializada”. Ambos puntos contienen la enumeración solo de algunos aspectos y, por lo tanto, no cubren las expectativas que ofrecen los títulos.

En el punto tres del Plan de Salud se señala, por ejemplo, que “se incrementará el uso de la historia clínica electrónica, con la meta de tres millones de historias”, y además que 50 instituciones prestadoras de salud estarán conectadas al Registro Nacional de Historias Clínicas Electrónicas (RENHICE). Se señala, también, como metas la unificación de la “Plataforma de Atención al Público de Infosalud-SIS”, a través de la línea telefónica 113 Salud, el “Aplicativo de Planillas de Recursos Humanos en Salud” (PlanirHus-AirHSP) del Ministerio de Economía y el “Sistema Geoespacial de las Redes Integradas de Salud” (integrado al e-qhali).

Estos procesos se encuentran en marcha. No son novedad. Es una buena noticia que continúen. Sin embargo, la articulación del Sistema Nacional de Salud requiere un Sistema Único de Información en Salud que permita la interoperabilidad con los otros sectores (ministerios). Es decir, con Essalud, las tres sanidades militares y la sanidad policial, gobiernos regionales, las municipalidades, el sector privado, Susalud, entre otros actores, sobre todo, para la implementación de las Redes Integradas de Salud.

El usuario debería poder acudir a un establecimiento de salud sin distingo de quién es el propietario de ese establecimiento, y recibir la atención sin pagar de su bolsillo, porque la institución a la que esté afiliado corre con los gastos. De igual manera, debería ocurrir con las actividades de salud pública. Es decir, un verdadero sistema único de salud. Eso implica, por ejemplo, el uso de procedimientos con sus respectivos códigos estandarizados y únicos para todos los actores. En modo similar con los comprobantes de pago, sean facturas o liquidaciones, en línea, con formatos únicos y estandarizados y muchos otros procedimientos útiles para el intercambio prestacional o cualquier otro mecanismo de articulación. Esta omisión limita la mirada estratégica de la política nacional de salud.

En el punto cuatro, resalta la cartera de proyectos de inversión, los 85 establecimientos a ser entregados en el 2019 y los S/ 141 millones asignados a la Reconstrucción con Cambios. Asimismo, recuerda la densidad de médicos y enfermeras por 10,000 habitantes y subraya la enorme brecha que existe con los países miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). En el caso de los médicos es de 13.4 frente a 33 que tiene la OCDE, y en enfermería de 14.5 frente a 88. Además, plantea que la falta de profesionales en salud para el Ministerio de Salud (Minsa) y los gobiernos regionales bordea los 30,000l. Al margen de discutir las cifras, que de por sí son insuficientes, hubiese sido importante señalar algunas vías de solución innovadoras. Solo se reitera lo que ya se planteó durante el periodo humalista. A saber: aumentar la jornada laboral e incrementar la intensidad del trabajo.

Las acciones que plantea para resolver las brechas señaladas en el punto cuatro, se refieren a seguir en lo mismo; es decir, en reglamentar, una vez más, las guardias hospitalarias y comunitarias. Sin embargo, para los médicos, por ejemplo, no se les plantea el alza del pago de guardias, a pesar de existir un claro mandato legal. Asimismo, se retoma la Ley de Servicios Complementarios, vigente desde el año 2013, que se ha cumplido en modo irregular por falta de presupuesto y de voluntad política, y cuya modificación se encuentra en el Pleno del Congreso de la República. Además, plantea la elaboración y presentación de un Proyecto de Ley que permita a los médicos laborar en dos instituciones públicas. Es necesario remarcar que el resultado de la posible aprobación de ambas normas sería que los médicos trabajen horas extras. Es decir, alargar la jornada laboral para compartir al profesional en más de una institución pública. En la misma lógica se inscribe la contratación de cesantes y jubilados. Es decir, prorrogar la edad de cesantía y jubilación.

Otra acción, además de desarrollar cirugías de corta estancia, es el Comité multisectorial Minsa-Minedu para trabajar el “desarrollo de la calidad de la formación profesional en salud”. Estas acciones ya se realizan, no hay novedad. La última acción planteada es el intercambio prestacional (DL N° 1302) que, sin embargo, requiere una mirada atenta, porque se encuentra pendiente el Reglamento que norme las condiciones, sus procedimientos y sus flujos. Existe el peligro de retornar a la reforma humalista que burocratizó y requirió convenios con tarifas diferentes para cada establecimiento de salud. Esa inexplicable multiplicidad de tarifas y la imposibilidad de fiscalizarlas a todas, dio lugar, entre otros motivos, a que ocurra en el SIS el “escandaloso caso Moreno”.

¡Cuidado, la ideología del pasado pone en riesgo la salud!

 

8 de marzo de 2019
Asociación Médica Peruana