Republiqueta bananeraAlan garcia
Por Alan Fairlie Reinoso


No somos una republiqueta bananera declaró enérgico el Presidente. Por un momento podíamos interpretarla como la más profunda autocrítica de su gobierno, y el anuncio de un cambio radical para el 2008.

 

Pero no se refería a rectificar el TLC con EEUU que implica la entrega del país, su agricultura y sectores productivos, la renuncia a políticas domésticas para beneficio de las transnacionales, la renuncia a tribunales nacionales por arbitraje internacional, la entrega de la biodiversidad

Tampoco a cambiar el continuismo de la política neoliberal que se perpetúa en el TLC, ni al cambio de los funcionarios que la vienen implementando en diferentes administraciones. Tampoco a la eliminación del poder en la sombra que representa el grupete de empresarios, y que dictan leyes en función de sus intereses (principalmente extranjeros) que luego ministros y congresistas convalidan .Mucho menos al empresario fascista que llamaba en la televisión a tomar el Callao con las armas, seguramente para obtener más rápido el ansiado grado de inversión de las clasificadoras internacionales de riesgo.

O que las compras del estado las hacía le mismo gobierno y no se daba a organismos internacionales demostrando no solo incapacidad sino voluntad de entrega, o que los equipos públicos se fortalecían así como la presencia del estado en los sectores estratégicos hoy desnacionalizados y chilenizados

O de la defensa de los campesinos y localidades de la sierra y selva que sufren la depredación de los recursos naturales (que ahora no son de ellos sino del Estado) por las transnacionales, o el mea culpa por el bárbaro artículo sobre le perro del hortelano que no sólo profundiza lo que el Presidente llamó en su momento el fujimorismo económico sino que plantea el remate de tierras, bosques y mares al mejor postor (no basta ya el régimen de regalo de las concesiones).O el rechazo a que empresarios y autoridades de EEUU entren al país a certificar si se cumplen las normas ambientales que seguramente avalará el nuevo ministerio.

Tampoco la condena de tropas extranjeras y de bases norteamericanas en el Perú, no sólo para guardar el orden en la región con su peón Chile, sino para controlar recursos naturales y amazonía que son recursos soberanos de países como Brasil y debilitar procesos como el MERCOSUR o UNASUR (ni mencionar ALBA)

Ni hablar de revertir la colonización económica chilena que ahora se celebra en Palacio a cada paso que esta se consolida, tratando de venderlo a la población como avances de la política de atracción de inversión extranjera. O que se cambiaba el equipo negociador que irá a la Haya, en la que está un historiador que participa en proyectos chilenos que buscan cambiar la historia de la guerra y común no sólo para que se pierda la memoria sino para que se vuelva a repetir. O que de una buena vez se compren los instrumentos que la Defensa nacional requiere, sin pedir permiso a cada instante al vecino del sur, o que se concreten las adquisiciones de pertrechos de Rusia y otros países, sin pedirle perdón a EEUU

Tampoco se trataba de un súbito ataque de lucidez y consecuencia para aplicar el programa de gobierno con el que fue elegido, y que contempla varios de los puntos anteriormente señalados. Ni la eliminación de las medidas represivas a los presidentes y funcionarios de gobiernos regionales que participen en protestas, o el desconocimiento de referendums en que la población se expresa libremente, ni el endurecimiento de la legislación preparando represiones futuras Así se evitaría la frustración creciente, el debilitamiento de los partidos y la institucionalidad democrática, justamente para no parecernos cada vez más a una republiqueta bananera

No .La mentablemente no se trataba de corregir el continuismo neoliberal entreguista desnacionalizador y excluyente. Tampoco los TLCs con el norte y el sur que cada vez dejan menos margen de maniobra a un estado nacional, ni el alineamiento con el Imperio en sus políticas regionales y globales boicoteando la integración regional y el impulso de proyectos independientes.

Se trataba de rechazar cualquier pedido de extradicción al general Morales Bermúdez. O sea de temas como derechos humanos, donde los estados soberanos y no las republiquetas bananeras aceptan jurisdicción y no prescripción de penas.
En la política doméstica y en este rechazo, parece que el régimen se cura en salud, si insiste en aplicar las medidas con violaciones de la Constitución (incluso del documento del 93) que pueden llevarlo a la vacancia. Es el caso del TLC con Chile si no pasa por el Congreso y las medidas de su popular artículo perro del hortelano.

Y la oposición, ¿donde está? Preparándose para las elecciones del 2011, anunciando fiscalización del “TLC interno”, viendo en qué comisiones estarán en el Congreso el 2008. Lo que parecen no percibir, es que para ese año, de pronto no queda país soberano. Y no nos referimos sólo a la política del gobierno o la invasión económica extranjera, especialmente del sur.

Pero, coincidimos con el Presidente que la Historia del Perú le demanda otro futuro y que su población estará a la altura de las circunstancias ante la traición de las élites

Feliz 2008!

31 de diciembre del 2007