Del Castillo: la gente que no tiene agua es "arrastrada
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Por sus propias declaraciones entendemos un poco más lo que vale la gente pobre para personajes apristas como el congresista Jorge Del Castillo, quien calificó de “arrastrados” a las personas que carecen de agua.
"Por sus propias declaraciones entendemos un poco más lo que vale la gente pobre para personajes apristas como el congresista Jorge Del Castillo, quien calificó de “arrastrados” a las personas que carecen de agua.
Hoy, hablando sobre su expectoración de la cabeza de la lista aprista al Congreso, Del Castillo habló de las personas que lo respaldaron en el local partidario diciendo “no son de los arrastrados que están allí para que les den un poco de agua. No, son militantes apristas con carnet”, dijo, hablando de los apristas con carnet como de gente de categoría superior.
Este desprecio a los necesitados muestra lo que realmente vale la gente pobre —que no ha robado ni tiene riquezas con faenones— para personajes encumbrados del aprismo como Del Castillo, que se refiere a ellos como a gusanos —“arrastrados”— por el hecho de buscar ayuda en los políticos para obtener la instalación del servicio de agua.
Por supuesto, esto concuerda perfectamente con el pensamiento de Alan García, quien habló de ciudadanos de segunda categoría refiriéndose a los indígenas selváticos. Como sabemos, esta clasificación aprista discriminatoria de otros peruanos terminó en una matanza en Bagua.
Los traficantes de la necesidad de los pobres
Este tráfico político de la necesidad de los más pobres se acentuó desde décadas atrás, así tenemos:
Este desprecio a los necesitados muestra lo que realmente vale la gente pobre —que no ha robado ni tiene riquezas con faenones— para personajes encumbrados del aprismo como Del Castillo, que se refiere a ellos como a gusanos —“arrastrados”— por el hecho de buscar ayuda en los políticos para obtener la instalación del servicio de agua.
Por supuesto, esto concuerda perfectamente con el pensamiento de Alan García, quien habló de ciudadanos de segunda categoría refiriéndose a los indígenas selváticos. Como sabemos, esta clasificación aprista discriminatoria de otros peruanos terminó en una matanza en Bagua.
Los traficantes de la necesidad de los pobres
Este tráfico político de la necesidad de los más pobres se acentuó desde décadas atrás, así tenemos:
Haya de la Torre.- Después que Odría mandó matar a más de mil 500 apirstas, Haya se escondió en la embajada colombiana. Cuando salió, en lugar de denunciar a Odría por las ejecuciones extrajudiciales, se abrazó a éste por una cuota de poder, mediante la cual obtuvo el control de los llamados "estanquillos", que eran almacenes del Estado con productos de primera necesidad. Los apristas entonces crearon carestía especulativa y los limeños se veían obligados a madrugar para hacer colas por sal, arroz, azúcar, etc. Cuando la gente se quejaba le decían que si quería atención preferencial debía inscriirse en el partido aprista y obtener su carnet. De allí viene que Del Castillo considere gente de primera a los poseedores de carnet aprista.
Vladimiro Montesinos.- En los célebres vladivideos, se oye a Montesinos refiriéndose a la gente pobre que recurre al vaso de leche como público “cautivo”, para sus fines de manipulación. Claro está que la dictadura fujimontesinista no pensaba sacar de la pobreza a estas personas, sino perpetuar su necesidad para mediante migajas tener votos a su favor.
PPK.- Pedro Pablo Kuczynski también simula interés por proveer de agua potable a quienes no la tienen, pero cuando estuvo en el poder, durante el gobierno de Alejandro Toledo, se opuso al préstamo blando que ofreció Japón para construir la represa Marcapomacocha, que aumentaría considerablemente el suministro de agua para Lima.
PPK no permitió que se realice esta inversión para que la gente reclame agua y así acusar de ineficiente a Sedapal, con la intención de después perpetrar faenones privatizadores del agua. Como se sabe, los corruptos privatizadores siempre utilizan la táctica de impedir el buen funcionamiento de las empresas públicas para después proclamar, usando delincuentes que trabajan como periodistas, que las empresas del Estado son ineficientes.Una y otra vez vemos el desprecio hacia los necesitados y la utilización política de ellos por parte de personajes inescrupulosos vinculados con tremendos faenones. Esta vez el propio Del Castillo lo declara en público.
