Alfredo Ferrero fue ministro mediocre y se promueve como experto

Prácticamente no hay canal donde Alfredo Ferrero no vaya desesperado a defender a la mafia fujimorista con torpes argumentos contra Ollanta Humala, vendiéndose como gran experto en economía y comercio exterior y con gran trayectoria de eficiencia en esa materia.

 

Alfredo Ferrero fue ministro de Comercio Exterior del gobierno de Alejandro Toledo, pero su gestión fue incapaz y perjudicial para nuestros exportadores e importadores peruanos, que esperaban que tras la dictadura fujimorista se ataque la ineficiencia gubernamental en este sector.

Ferrero promovió un TLC con los EE. UU. mal negociado, pues se consiguió lo mismo que el ATPDA y se añadió cláusulas perjudiciales para el Perú, por ejemplo, obligarnos a comprar menudencia de reses, obligación reñida con la libertad, con el agravante de que se incluyó a las reses viejas, que las autoridades sanitarias desechaban por considerar probable que alguna de ellas presente el mal de las vacas locas.

Habiéndose podido conseguir mejores condiciones en el TLC con los EE. UU., pues hasta la salud de los pacientes se arriesga favoreciendo experimentos en hiumanos donde se favorece a las empresas, no al ser humano, las cláusulas pactadas fueron tan malas que Bolivia, pese a sostener pésima relación con los EE. UU., al punto que llegó a expectorar al embajador estadounidense en La Paz, obtuvo una balanza mucho más positiva en su comercio exterior (ver Bolivia goza de mejor comercio exterior con los EE. UU. que el Perú)

No sólo eso, siendo ministro de Comercio Exterior, permitió que el flujo ineficiente de mercancías en las aduanas y almacenes de puertos y aeropuertos, continúen perjudicando a nuestros exportadores e importadores con una atención lenta que aumenta los costos y favorece sólo a los operadores de los almacenes, en especial chilenos, que llegaron al Perú con la mafia fujimorista.

Siendo ministro no podía ignorar este problema, y estaba en sus manos promover en el gabinete medidas destinadas a la salida o levante rápido de las mercancías, cuya demora, además de enriquecer a los almacenes, esquilma a los propietarios de las cargas, rodeados de coimeros que les proponen “agilizar” sus trámites mediante buenas aceitadas.

Tampoco le importó la competencia desleal que trae al Perú productos de mala calidad a competir con los nacionales, sabiendo que la corrupción de la dictadura de Fujimori cerró el Itintec, que analizaba la calidad de los productos nacionales o extranjeros, para lanzar al desempleo a los ingenieros calificados encargados de este control. No propuso reactivar el Itintec y permitió que sigamos adquiriendo basura chilena o de otros países.

Estos son sólo algunos ejemplos de la mediocridad de Ferrero, bueno para alardear con poses, pero, como vemos, es más ruido que nueces.