Minas: tenemos que enterarnos en el exterior

Tan sesgada está la gran prensa que tenemos acudir a medios del exterior para enterarnos de asuntos importantes para el país, por ejemplo, fue National Geographic la que informó sobre el envenenamiento con mercurio causado por una contratista de Yanacocha; ahora, este mes nos enteramos de la importancia de Toromocho a través de la BBC.


El recibir publicidad de las mineras y saber que el gobierno ha tomado posición en favor de éstas, sin importarle mucho el ambiente ni los trabajadores, constituyen en el fondo un dogma, una doctrina, un dios que la gran prensa no quiere ofender. Así, ocultan ciertas cosas incómodas para ciertos intereses y en su lugar promueven la vulgaridad y las estupidez en los medios.

Es pues a través de la BBC que nos enteramos que el Perú tiene la montaña con el yacimiento más importante de cobre en el mundo: Toromocho, ubicado en Morococha, provincia de Yauli, Junín, a una altura de 4,600 metros.

Bagatela

No lo dice un trasnochado marxista, o “rojo”, como los llaman, sino que es la misma BBC la que considera una bagatela las condiciones en que se entrega esta riqueza a Chinalco, empresa China que ahora tiene la concesión.

Razón no le falta a la BBC, pues los costos de extracción de cobre para Chinalco serán de 410 dólares por tonelada, pero su precio en el mercado internacional es de casi 8,300 dólares, más de 20 veces, es decir, las ganancias de la mina serán del 2000%, en realidad algo extraordinario. Hay tanto cobre que la China espera cablear todo su inmenso país con el cobre de Toromocho.

Tenemos un Presidente tan estrecho que cree que ser moderno es realizar las labores de los agregados comerciales y enviar cartas a los empresarios para invitarlos a Palacio (ver La coartada de García). En realidad tenemos uno de los presidentes más decadentes y anacrónicos por la forma en que trata a las inversiones.

Hemos visto ya que con su política nos traslada a las fugaces épocas del guano, cuya riqueza no ayudó al Perú a desarrollar, sino que llenó los bolsillos de unos pocos. Inclusive hemos visto que con su política indígena nos atrasa hasta épocas peores que la de el virrey Toledo (ver: Gobierno pretende desaparecer identidad andina y García y los sirvientones del desalojo de indígenas ).

Si el Perú tiene es riqueza, ésta debe enriquecer a las minas, sí, pero también debe enriquecer al Perú y traerle desarrollo. Pero, siendo el Perú un país rico en yacimientos mineros, hasta ahora no tenemos un gobierno que piense en un tratamiento equitativo y superior de estas riquezas.

Alan García actúa más como un simple martillero rematando el Perú al mejor postor y está invitando incondicionalmente a las mineras a que inviertan. Es indiscutible la atracción que producen las minas entre los inversionistas, por tanto, estarán igualmente interesados si el gobierno, actuando con responsabilidad, les pone algunas condiciones, en lugar de concitar una inversión indiscriminada e incondicional.

Sobreganancias, industrialización y promoción del empleo

Las pingües ganancias deberían ya obligar al gobierno a crear un impuesto a las sobreganancias, no es como dicen los lobbies, que nuevas condiciones violarían la estabilidad jurídica. De ninguna manera. En el derecho internacional está plenamente vigente el principio de cambiar las condiciones cuando surgen nuevos factores que cambian considerablemente las condiciones iniciales de pacto.

Por tanto, es perfectamente legal y equitativo establecer un impuesto a las sobreganancias, no sólo que el derecho internacional nos ampara, sino que políticos estadounidenses tan derechistas como McCain promueven el impuesto a las sobreganancias.

Por otro lado, tampoco se debe permitir que las empresas realicen una actividad netamente extractiva, sino que, entre las condiciones de inversión debe contemplarse la creación de una industria de procesamiento del material que extraen.

Así, por ejemplo los chinos, en lugar de llevarse el cobre y dar trabajo a los chinos, deberían producir los cables en el Perú y exportarlos. Estas condiciones a las mineras generarían el trabajo que tanto necesitan los peruanos.

No basta proclamar que se busca crear empleo, es imprescindible aprovechar precisamente las riquezas del país no sólo para enriquecer a las mineras, sino para que contribuyan con el desarrollo del país.

Los impuestos a las sobreganancias y la exigencia de crear industria son una demanda no sólo el sentido común, sino que lo demandan un plan serio de lucha contra la pobreza.

Los habitantes de Morococha

La mina espera mover a los pobladores a otro lugar para seguir explotando la zona. Esperemos que dicho movimiento implique la creación de un centro poblado con servicios saludables y con movilidad gratuita a los trabajadores que se desplacen desde allí hasta la mina. Además, el pago que en forma individual se les reconozca por los terrenos que deberán abandonar, esperemos que sea suficiente para concederles una vivienda decente, espaciosa y segura en el nuevo asentamiento, de manera que la mina pague el costo de las construcciones, de modo que no veamos a trabajadores que reciban el monto, lo derrochen y luego vivan en el nuevo lugar en condiciones miserables que requieran de la caridad pública.