Huelga nacional de Essalud: 80%

Los trabajadores de Essalud iniciaron su huelga indefinida en demanda del cumplimiento de los pactos colectivos y la erradicación de la corrupción y en rechazo de lo que denominan negociados de tercerización.


El cómputo de los trabajadores arroja un 90% de acatamiento de la huelga en Lima, con un 100% de paralización de la atención en consultorios de los hospitales Edgardo Rebagliati, Almenara y Sabogal; y un 80% de paralización en el interior del país, con una atención normal en todas las emergencias y unidades de cuidados intensivos, que los galenos dejaron aseguradas.

Como siempre sucede en todas las huelgas, las autoridades minimizaron el acatamiento e indicaron que éste fue de un 27%.

Todos los gremios asistenciales y administrativos adoptaron la medida de lucha: médicos, obstetrices, enfermeras, químico-farmacéuticos, odontólogos, nutricionistas, psicólogos, administrativos y asistentas sociales.

La multitudinaria marcha de dos mil trabajadores ocupó doce cuadras de la avenida Arenales, con traajadores que portaban banderolas y coreaban sus demandas. Acompañó la marcha el doctor Julio Castro Gómez, decano del Colegio Médico, quien se solidarizó con la medida adoptada por los trabajadores y destacó su unidad gremial frente al abuso de autoridad.

Los trabajadores indican que, además de las demandas económicas (una compensación de 100 soles con retroactividad a partir de mayo), reclaman la mejora de las condiciones en que se atiende a los pacientes, las cuales son precarias y sin equipos suficientes.

Otro aspecto importante es la demanda de paralización del proceso de tercerización de las farmacias y advierten de una privatización en marcha que sólo constituye un nuevo negociado “para el poder y los intereses ocultos de la institución”, según manifestaron.

Corrupción y derroche

De igual manera, exigen la erradicación de la corrupción en los procesos de adquisición, que se dan con sobrecostos y denunciaron el derroche en gastos de publicidad que son ejecutados sin cumplir con las normas de control, al amparo de “excepciones”, habiendo graves necesidades en la institución en las que se necesita invertir.