Nidia Vílchez, nueva ministra de Vivienda

La congresista aprista Nidia Vílchez, más conocida por su bufalesca agresión contra la congresista María Sumire, a quien fisuró una costilla, juramentó en el cargo de ministra de Vivienda.


Desde que Alan García está en el cargo de Presidente de la República, las ceremonias formales de juramentación de ministros se tornan cada vez más estridentes. La de ayer fue una de las peores.

Los apristas habían llevado a decenas de incondicionales al Salón Dorado de Palacio de Gobierno para el acto de juramentación de Vílchez y de Enrique Cornejo, quien pasa de Vivienda a Transportes.

Los seguidores de Vílchez, bufalescos como ella, había intentado entrar a la fuerza por una de las puertas de Palacio y debieron ser contenidos por la policía. Pero eran tantos que muchos de ellos quedaron fuera.

La turba no cesaba de proferir disonantes gritos a favor del Apra y de los nuevos ministros, así como de Jorge Del Castillo. En realidad, Palacio más parecía un callejón que la sede de gobierno.

García continuó con la ceremonia empleando el conocido y huachafísimo juramento, modificado por el caso Donayre:
"Jurais..., si así lo hiciereis, que Dios os premie o, si no, que Él y esta patria, que no recibe presiones ni órdenes de nadie, así os lo demanden". ¿Por qué deforman la forma normal de hablar y emplean el arcaico “os”?

Respondiendo, Vílchez juró “por la moral de Víctor Raúl Haya de la Torre y por la vida concertadora de Ramiro Prialé”. Los apristas juran ante un crucifijo para pretender ser muy católicos, pero, ¿por qué juran por un muerto? Si el muerto está en el infierno sólo estarían practicando un rito negro al convocar el alma de un condenado. Pero en el Apra se ha vuelto consigna este rito negro que suplanta al juramento cristiano.

Hay muchos antecedentes en la vida de Víctor Raúl como para pensar que fue condenado: pisoteó la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en revuelta que azuzó y causó 5 muertes, abandonó a sus seguidores en la muerte, para escapar él ileso, etc, actos por los cuales nunca ofreció disculpas públicas. Por tanto, en estos juramentos en Palacio y el Congreso muy bien podrían estar convocando almas de condenados.

Para rematar el deprimente espectáculo, la bufalada concurrente arremetió con empujones para tratar de acercarse a saludar a la Vílchez mientras el maestro de ceremonia llamaba en vano al orden.

La designación de Vílchez es una muestra más de la arrogancia de García, pues en los últimos meses se está advirtiendo que considera como “gran mérito” las poses serviles, como la de Velásquez Quesquén, quien ofrecía defender al poder ejecutivo desde el Congreso, o Yehude Simon, con sus incondicionales declaraciones en favor de García.

En esta tónica, Nidia Vílchez había destacado por sus callejoneras y bufalescas expresiones en defensa de García, llegando al extremo de arremeter contra María Sumire. En resumen, fue un espectáculo deprimente. ¿Utilizará esta nueva ministra todas sus artes bufalescas para imponer la ilegal venta de Collique y de otros terrenos en favor de oscuros intereses?