No tiene nada más importante el presidente del gobierno morado Francisco Sagasti, por eso pierde el tiempo en actividades como ir al aeropuerto Jorge Chávez a esperar la llegada del primer lote de vacunas, para tomarse fotos, dando un espectáculo pueblerino.
Además, no es ningún gran logro la llegada de estas vacunas, pues es tardía y sólo son 300 mil dosis, que alcanzarán para sólo 150 mil personas, que son una parte muy pequeña de la población peruana, que ya tiene cerca de 34 millones de personas.
Ni siquiera en España, el país menos desarrollado de Europa, se ha desperdiciado el tiempo de ministros ni del presidente, pues para encargarse del primer lote estuvieron presentes técnicos de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), que acudieron a la recepción de la primera entrega.
Otros ministros le siguieron los pasos, como Violeta Bermúdez, presidente del Consejo de Ministros. También estuvo presente la ministra de Salud Pilar Mazzetti, cuya presencia, aunque es exagerada en el acto, por lo menos guarda relación directa con su sector.
Para la llegada de este cargamento bastaba con funcionarios de logística del ministerio de Salud, pues además ya la Sunat se había adelantado a realizar el trámite de despacho anticipado. Todas las facilidades están contempladas.
En lugar de eso deberían ocuparse en solucionar la crisis por la pandemia del coronavirus COVID-19 en numerosos hospitales y centros de salud: no hay camas, ni espacio en las áreas de emergencia, escasean los medicamentos.
Como si fuese poco, el oxígeno también escasea en los hospitales, tanto del Minsa como de Essalud, que sufren bajas constantes en el suministro por horas, complicando la labor del personal asistencial, que desesperado tiene que recurrir a reducir manualmente la cantidad de oxígeno paciente por paciente.
¿Cuántos pacientes han muerto por esta deficiencia? Y ni siquiera han publicado una nueva resolución que elimine el favorecimiento al semimonopolio de dos empresas.
