Sabiendo que Óscar Ugarte es el culpable de la resolución, que firmó cuando fue ministro de Salud de Alan García, que consolida el monopolio del oxígeno medicinal, lo nombró en plena pandemia ministro de Salud, con el único previsible resultado: aumentar las muertes por falta de oxígeno.

 

cola oxigeno

 

Vemos a Ugarte hablando de vacunas, camas y una serie de aspectos sobre la pandemia, pero acerca de la grave escasez de oxígeno dice muy poco y no hace nada y así en todos los hospitales se presenta el mismo panorama: para ingresar a los pacientes les exigen que traigan su balón de oxígeno.

Por ello los famililares de los pacientes azotados con el coronavirus COVID-19 forman colas en las calles que duran días, o incluso tienen que salir de Lima a Pisco, por el kilómetro 231, a probar suerte en una planta productora de este gas, que lo vende a precios razonables.

A Pisco llega gente de Lima, Ica, Ayacucho, Huancavelica y las colas de vehículos en espera de ser atendidos es interminable.

Bermudez, otra habladora

En tanto, la presidente del Consejo de Ministros Violeta Bermúdez es otro personaje que habla y no actúa. Está en el cargo desde el 18 de noviembre y la situación sólo se ha agravado.

En hospitales grandes el corte de suministro de oxígeno es constante, con el consiguiente dolor de cabeza para el personal asistencial.

Las muertes por falta de oxígeno siguen en aumento, mientras que la nueva planta de oxígeno para el hospital Grau de Essalud le fue negada para trasladarla a otro hospital más grande y los pacientes se están muriendo. Mientras tanto, la presidente ejecutiva de esa institución, Fiorella Mollinelli, que tanto aparece para la foto, ha desaparecido de este caos y tampoco se asoma para ver el desastre en la aplicación de vacunas al personal de salud, que unos protestan y otros hasta han renunciado.

Con todo, mermeleros como el Grupo El Comercio con Mavila Huertas se atreven a decir que a este gobierno en plena pandemia no se le puede tildar de incapaz.

Para completar el cuadro se repite la historia de la primera ola: en lugar de tender en camillas a los pacientes con oxígeno los sientan en sillas de ruedas hasta por varios días, con lo cual los ponen al pie de la tumba, pues esa  posición aumenta el riesgo de morir por  trombosis, que es lo que el coronavirus causa.

Tal vez en lugar de incapacidad habrá que juzgar a este gobierno como genocidio culposo.

 

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