Una vez más Keiko Fujimori trata a los peruanos como estúpidos al presentarse como víctima de “machismo” porque el candidato Pedro Castillo haya mencionado un debate en el penal de Santa Mónica.

 

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Evidentemente la frase es irónica, pero decir que es machista es torpe. La hija del cabecilla de la banda delincuencial fujimorista sigue creyendo que todos deben rendirle pleitesía, al parecer acostumbrada a estar rodeada de incondicionales y adulones.

No hay nada de machismo en lo dicho, no hay ningún ataque a su condición de mujer, pero si cree nadie puede emplear la ironía, sencillamente está desvariando, amparada por la prensa de bajos fondos.

Si fue a prisión no es culpa de Castillo, de la política ni de nadie más que ella, nadie le dijo que haga lo que hizo.

Más machismo es defender. como ella lo hace, a la dictadura de su padre, que denigró a las mujeres a un nivel no de ironía sino a uno inhumano y criminal. Basta recordar unos pocos de muchos episodios graves contra las mujeres:

  • Las torturas a Susana Higuchi, su madre, a quien ella dio la espalda por gozar del poder y del dinero
  • Las esterilizaciones forzadas
  • El descuartizamiento, estando viva, de Mariella Barreto

Algo parecido sucedió tras terminar las elecciones donde salió derrotada frente a Pedro Pablo Kuczynski, quien había dicho en un mitin que ella es hija de un ladrón y “es posible que el hijo de un ladrón sea ladrón, de tal palo, tal astilla”.

Entonces ella, teniendo a la prensa mermelera como caja de resonancia, insistía en que había que pedirle disculpas, como si PPK hubiese incurrido en una blasfemia.

Debe regresar a Santa Mónica

La verdad es que ella debería estar en prisión, en el penal de Santa Mónica, cumpliendo la prisión preventiva que se le impuso por los presuntos delitos de corrupción.

Para salir de allí aprovechó la pandemia y dijo que tenía temor de contagiarse. Sin embargo, se burla de todos los peruanos al andar de aglomeración en aglomeración. Allí sí no tiene miedo de contagiarse.

Eso además hace suponer que la falta de temor al contagio podría explicarse por una vacuna en las sombras. ¿Fue vacunada en la embajada de Japón? ¿Algún funcionario corrupto la puso en la lista de vacunas Pfizer antes de que llegue el turno de vacunarse en razón de su edad?

El fiscal José Domingo Pérez debería pedir parar el circo, que la vacunen y que regrese a su celda, de donde no debió salir a burlarse del Perú.

 

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