Por haber hecho de lambiscón de Mario Vargas Llosa al maniobrar mediante su canciller en Migraciones al permitir el ingreso del venezolano Leopoldo López a perpetrar injerencia en las elecciones presidenciales peruanas contra el candidato y ahora virtual presidente Pedro Castillo, el jefe de estado Francisco Sagasti creyó ingenuamente haberse granjeado el favor y la confianza del escritor.

 

Mario Vargas Llosa 27

 

Demostrando una vez más su limitado intelecto, Sagasti realizó una llamada privada a Vargas Llosa, la cual, según diversos medios, buscaba calmar la agitación política en medio de las elecciones, presuntamente para calmar a los fujimoristas o incluso para que de una vez reconozcan los inexorables resultados que dan por ganador a Pedro Castillo.

Pero Sagasti no entendió la naturaleza de su interlocutor. ¿Qué se puede esperar de Vargas Llosa, un sujeto que se ha prestado a respaldar a la presunta cabecilla de la más peligrosa organización criminal del Perú?

Hasta los menos avisados tomarían precauciones y no confiarían, pues el cambio del escritor podría responder a su degeneración moral o tal vez a que habría recibido millones de dinero mal habido para sumarse a la campaña fujimorista.

Vargas Llosa es sin duda ahora uno más de la enloquecida manada fujimorista, presta a gritar en las calles desaforadamente, a manifestar su vulgaridad y falta de civismo y salvajismo al acosar en sus domicilios al presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y al fiscal José Domingo Pérez.

En la práctica Vargas Llosa sería uno de los agitadores del caos, pues su propio hijo ha dicho que el escritor está respaldando todos los pasos que da la “señora K” tratando de desconocer los resultados electorales, que para ellos es “defender el voto”, “defender la democracia”.

 

Francisco Sagasti bufanda morada

 

Todo ello en realidad no lo hace para “defender la democracia”. La soberbia de Vargas Llosa ha sido herida hasta el tuétano y busca venganza irracional. Pensó que su injerencia en las elecciones, sumada a la prostitución periodística de la gran prensa y el derroche de millones en campaña de terror daría por ganadora a la hija del cabecilla de la organización criminal fujimorista del exdictador.

Innoble

Tan bajo ha caído España que dio a este inmoral sujeto el título de “marqués”. Es un título de nobleza, pero Vargas Llosa está demostrando asquerosamente ser innoble al revelar la llamada privada que en confianza le efectuó, aunque con buenas intenciones, el incauto presidente Sagasti.

Así el escritor ha lanzado a la desquiciada Keiko Fujimori a pregonar que Sagasti se ha parcializado con Castillo e incluso ha intentado engañar con ello a la prensa internacional.

Revelar una conversación privada no sólo es innoble, no es de caballeros, es infidencia y una desvergonzada inmoralidad.

Pero, ¿qué mas se puede esperar de la casa real española, salpicada por corrupción desde el rey emérito Juan Carlos, su yerno, y la vulgar reina Letizia, que no dudó en protagonizar un escándalo al pelear públicamente con la reina Sofía por tomarse fotos con su hija?

Nobel

El actual nobel Vargas Llosa, es pues uno de los sujetos que ahora estará avergonzando más a los suecos, al mundo de los literatos y a los ganadores de nobel, pues incluyen en la lista a un individuo capaz de tal vileza como Vargas Llosa, que no ha dudado en ponerse de lado del fujimorismo, que representa no sólo corrupción, sino a una dictadura asesina. 

El escritor no ha aprendido de su residencia en Europa, donde las dictaduras asesinas son consideradas como tales en la vida civil y monárquica, siendo un ejemplo contundente el caso de la argentina Máxima Zorreguieta, quien al contraer matrimonio con el heredero de la corona holandesa se le negó la posibilidad de asistir a la ceremonia a su padre, no por ser asesino, sino por el solo hecho de haber sido secretario de Agricultura y Ganadería durante la dictadura militar argentina.