Cuando el Perú vivió la catástrofe de la invasión chilena, hubo pesonas dignas y verdaderamente patrióticas que salieron al frente en defensa de la patria, sabiendo de antemano que las posibilidades de victoria eran mínimas, como resultado de la desidia y de la traición de políticos del poder ejecutivo y del Congreso, que años antes de la invasión se negaban a invertir en la compra de armamento, aduciendo que Chile no era un país peligroso y que no iba a pasar nada; además, argumentaban, el Perú no limitaba con Chile.

 

combate Angamos 2

El mismo Miguel Grau, cuando fue miembro del Congreso (1876), advirtió del mal estado en que se encontraban los barcos de guerra peruanos, de su antigüedad y escaso número y del consecuente peligro para la seguridad nacional.

A la imprevisión se sumó la grave crisis económica que atravesaba el país, empeorada por el permanente saqueo y despilfarro del presupuesto que de décadas atrás —como sucede hoy— cometían los políticos corruptos. Esta mala situación, que no la resolvió la riqueza del guano y del salitrre, constituyó el escenario perfecto para que Chile atacase al Perú con todas la ventajas del caso (los altos mandos chilenos no podían arriesgarse a enfrentar a los peruanos con buena preparación y buen armamento, porque ellos conocían la cobardía de sus “rotos”).

Campaña Naval

Estando el ejército peruano deficientemente armado para resistir el embate de los rateros chilenos, era muy importante asegurarle por mar municiones, equipo y alimento, única manera de resistir al enemigo chileno. Así, a menos de dos meses de declarada la guerra, el 21 de mayo de 1879, el Huáscar y la Independencia (el mejor barco que le quedaba al Perú), al mando de Grau, enfrentaron a los barcos chilenos que bloqueaban nuestro puerto de Iquique y hundieron a la Esmeralda; pero se perdió la Independencia por encallamiento en rocas. Días después, el 26 de mayo, el Huáscar ataca Antofagasta.

Habiéndose perdido la Independencia, el Huáscar quedó como única nave efectiva de la armada peruana. Ya actuando solitariamente, en julio, Grau intercepta barcos mercantes chilenos. Esto causa incomodidad entre los jefes militares chilenos, que se concentran en el objetivo de destruir al barco peruano, cuya actividad representaba un peligro para sus líneas de abastecimiento y retrasaba el inicio de la campaña terrestre hacia el norte (en dirección a Lima).

Combate de Angamos

Pese a que Miguel Grau actuaba con la mayor sagacidad para mantener su capacidad de amenaza al enemigo chileno, este llegó a conocer su paradero; y así el 8 de octubre, cuando Grau estaba frente a Punta Angamos (costa boliviana), se dio con la situación de hacer frente a cinco barcos chilenos, que le cortaban el camino al norte, al sur y al oeste. Sin ninguna posibilidad de vencer a los parásitos chilenos, los enfrentó; pero lamentablemente, a poco de entablarse la lucha, un proyectil del Cochrane destrozó la torre de mando en que estaba Grau, cuyo cuerpo quedó destrozado. Los otros oficiales y la marinería continuaron el combate y al ver todo perdido abrieron las válvulas de agua para hundir el barco, pero en esos momentos los rateros chilenos abordaron la nave peruana, cerraron las válvulas y ya nada se pudo hacer.

Mensaje de Grau

Junto con Andrés A. Cáceres y Francisco Bolognesi, el héroe de Angamos proyecta la imagen de hombre íntegro, digno, valiente e indoblegable, que en defensa de la patria presentan combate hasta las últimas consecuencias. Vale preguntarnos qué idea básica tenían estos patriotas, que los llevó a manifestar en los hechos un comportamiento heroico y sacrificado. Esa idea, difícil de captar para los coimeros que son traficantes de la memoria de los héroes, era no entregar territorio peruano al enemigo chileno; para ellos era inaceptable que los ladrones y asesinos chilenos se apoderen de nuestro sagrado territorio; de no haber tenido ese pensamiento, simplemente no hubieran combatido.

Sirva esta reflexión para entender el contrabando moral de quienes aparentan rendir homenaje a los héroes pero no solo aceptan la usurpación de nuestro territorio sino que han erigido una estatua en homenaje al afeminado y ladrón chileno Arturo Prat Chacón, en reconocimiento de haber muerto intentando asesinar a nuestro héroe Miguel Grau. El fanatismo y servilismo prochileno de estos personajes los lleva al extremo de ser los únicos militares en el mundo que rinden homenaje a su vencedor y lo invitan a que haga flamear en Lima su bandera victoriosa en el desfile militar anual del 29 de julio.