Canal 2: socavando la identidad de los menores


Indignados lectores nos informaron que el programa de ayer de “Karina y Timoteo”, de Canal 2, se dedicó a denigrar la tradición peruana, ridiculizando el criollismo en una producción bastante grotesca.


Para sus propósitos de insultar y socavar la identidad peruana de los menores, presentaron a un hombre con aspecto de loco, completamente desaliñado, sentado sobre el típico cajón y con una guitarra en la mano cantaba horriblemente la canción “Y se llama Perú”.

Inmediatamente después aparecía el personaje Timoteo con aire de listo y convence al orate criollo de participar en el Halloween para pedir caramelos. Toda la escenografía era alusiva a Halloween, precisamente a pocos días de celebrarse el Día de la Canción Criolla.

Una vez más este canal entrega basura, con el agravante de que está dirigida a los niños, pues este programa se transmite en la mañana.

Según la Constitución Política del Perú, los medios de comunicación tienen la obligación de apoyar la educación. No entendemos entonces que se tolere que un canal decida arremeter contra una campaña emprendida por el gobierno y otras instituciones en favor del cajón, para promoverlo como instrumento tradicional peruano y, con esa grosera representación, para denigrar el criollismo, con el agravante de haber escogido el título “Y se llama Perú”, que lo repetían grotescamente.

Estas campañas culturales en favor del criollismo y el cajón tienen su costo. ¿Por qué un canal se debería dedicar a destruir el trabajo y el esfuerzo del gobierno?

Peor aún, con ese programa promueve la mendicidad, que es el estar pidiendo caramelos molestando a los hogares y exponiendo a los niños a ser mal recibidos. Inclusive, como piden de noche, hasta pueden ser víctimas de un depravado.

Al dueño del Canal, Baruch Ivcher, ¿le gustaría que se presente un programa donde aparezcan judíos, por ejemplo de aquellos que se inclinan ante el muro de los lamentos, presentados como borrachines, locos, travestidos o degenerados? ¿Le gustaría que se difunda producciones que representen a Moisés o al pueblo antiguo judío como un pueblo depravado?

O si no, utilizando la misma escena, ¿por qué no presentan a Timoteo acompañado de un judío denigrado al lado del muro de los lamentos o representando alguna de sus festividades, en un programa para niños judíos?

Estamos seguros que no lo harán, y que si hubiera un programa que lo haga, la colonia judía haría protestaría sin esperar más de un día.

¿Por qué abusan de la hospitalidad peruana para denigrar los símbolos y la identidad nacionales en favor de manifestaciones extranjeras estúpidas como el Halloween, que son ensalzadas? No es la primera vez. La “chola Jacinta” y “la chola Chabuca” también desfilaron denigrando a la mujer serrana y atentando contra la identidad nacional y la indentidad sexual de los menores.

Si a la bailarina Leisy Suárez la denunciaron por faltar el respeto a la bandera, ¿por qué Ivcher atenta contra otros símbolos nacionales, abusando de las radiofrecuencias que se le han concedido para apoyar a la educación

¿Por qué no se sanciona estos excesos y la ley establece más precisiones para fiscalizar estas producciones? Ante la ausencia del gobierno, urge constituir un comité ciudadano que ponga coto a tanta vulgaridad y basura que envenena la mente de los niños, de un modo semejante a la organización ciudadana que ejerce control sobre la televisión en Canadá.

Vemos que las poses del Presidente de la República cantando al lado del “Zambo Cavero” la misma canción “Y se llama Perú” son sólo eso: poses electoreras, porque no le interesa que se ataque a esa canción y a estos símbolos del criollismo.

A cualquier Canal, con dueño peruano o extranjero, que produzca tanta basura como Canal 2, debería quitársele la licencia, para cumplir con la Constitución, que manda educar a los medios. La situación es más grave en el caso de la televisión, pues las frecuencias sólo permiten la existencia de pocos canales. Es tiempo que la ciudadanía despierte y fiscalice, porque en el Perú está muy remolona, y el Anda es una organización de empresarios que debería dedicarse a sus empresas, no a vigilar el contenido educativo y moral de la televisión.