Con nueva agresión verbal

Chile rechaza rama de olivo en aniversario de su independencia


Ex premier Carlos Ferrero le toma la tensión a la relación bilateral

Celebración Rota


Las relaciones entre el Perú y Chile volvieron a caer en un punto bajo luego de que el canciller Mariano Fernández rechazara la semana pasada la propuesta del presidente Alan García de firmar un pacto de no agresión militar en la región. El ministro de Defensa chileno, Francisco Vidal, comparó esa posibilidad con un célebre y fallido tratado.


“Uno hace un pacto de no agresión cuando hay una amenaza latente. Recuerdo el pacto de la Alemania nazi y la Unión Soviética, ahí había pacto de no agresión... Chile no agrede a nadie, defiende lo que tiene y punto”, declaró.

Como consecuencia, las celebraciones en Lima por el aniversario patrio de Chile se vieron deslucidas sin la presencia de miembros del gobierno ni Fuerzas Armadas (ver recuadro).

Fernández había aclarado que no se vive un “clima bélico” aunque los chilenos se sigan armando hasta los dientes. La pica en Flandes la puso el ministro José Antonio García Belaunde, que logró imponer el debate en la agenda regional.

Como para mantener la mecha prendida, Chile anunció para octubre los ejercicios militares de Operación Salitre, donde dos países limítrofes –“Tarapacá” e “Iquique”– se enfrentan hipotéticamente. Participarán Estados Unidos, Brasil, Francia y Argentina.

El ministro Vidal prometió no volver a declarar sobre política exterior. Pero no es el caso del ex premier peruposibilista, Carlos Ferrero, que respondió a CARETAS en sus oficinas miraflorinas.

–¿Qué opinión le merece la negativa de Chile con respecto al pacto de no agresión y los comentarios posteriores del ministro de Defensa Francisco Vidal?
–Lo que ocurre es que la política del Perú está equivocada. Con las cuerdas separadas el país se ha metido en un embrollo. No es posible tener una relación con Chile donde solo se toma en cuenta el aspecto comercial o de inversiones y mantenerlo por completo separado de las discusiones políticas y diplomáticas que tenemos con ellos. El gobierno cree que la inversión chilena en el Perú debe afianzarse, protegerse y fortalecerse y que el tema de la discusión de límites y el armamentismo no tiene nada que ver.

–Pero empresarios como Ricardo Vega Llona dicen que la mejor garantía de paz son las inversiones.
–Es exactamente al revés, porque los chilenos han dicho que no se arman contra un país sino para proteger sus inversiones. Resulta trágico que el Perú, al propiciar la inversión chilena, empuje indirectamente su armamentismo. El tema es que Chile necesita dominar al Perú para crecer de acuerdo a sus intereses. El dominio es económico, no militar, pero el resultado es el mismo. Hay otros idiomas que Chile sí entendería que no tienen nada que ver con que si vas a la recepción, si te devuelven los libros o haces la miniserie de Tv Epopeya.

–¿Por ejemplo?
–El proyecto de Luis Giampietri que establece la reciprocidad basado en la Constitución. O retiramos el TLC con Chile hasta que cumpla con la sentencia de La Haya. Incluso la modificación del artículo 63 de la Constitución, que establece la absoluta igualdad de inversiones nacionales y extranjeras.

–El presidente Alan García compara la situación con la de un banquero que se ha visto rebasado en sus fronteras y necesita buscar dónde colocar su dinero. ¿No es una posición más pragmática que la suya?
–El error de García es creer que la globalización elimina las fronteras. Pensar que los intereses nacionales han quedado difusos e imprecisos en vista del avance del comercio es un error. El Perú es apetecible por la incoherencia y la indiferencia de su clase dirigente. En la cabecita chiquita del empresario peruano no entra el concepto de que la inversión sí tiene bandera y que detrás de cada inversión hay un propósito político y les parece un cuento. Los chilenos saben que nuestra gente es ingenua y somos un terreno fértil para la conquista. Esto va en paralelo con un debilitamiento de nuestra identidad, que es una de las cosas que pretende Chile. Y la propaganda de las empresas chilenas en los medios influye en el debate. Es una cortapisa. Es complicado que los medios que reciben tanta propaganda tengan una posición diferente.

–¿Qué límites geopolíticos hay?
–El concepto de lo estratégico no ha desaparecido. Puertos y aeropuertos son estratégicos. Ahí no debían entrar. Hay una discusión reciente en Paita porque estarían de manera indirecta. Piensa que el 25% de crédito de consumo son de tarjetas de empresas chilenas de retail y que inclusive han llegado a comprar Roe, el laboratorio más importante del Perú. Tienen acceso a lo que se llaman los marcadores, las tendencias a las cuales serían propensos los dirigentes peruanos según sus análisis de sangre. Hasta ahora nadie se ha preguntado por ello. Ahora hacen un gran alboroto porque los Brescia compran una gran cementera, a los franceses, en Chile. Es una gotita en un jarro de agua.

–El escenario ha cambiado. Muchas de las inversiones son de empresas que tienen accionistas de otros países.

–Si ves que hoy día el sitio preferido de los chilenos para invertir no es Colombia ni Brasil tienes que ponerte a pensar por qué. Es porque hay una finalidad política.

–La relación de Toledo terminó muy mal con Lagos pero parecía haber mejores perspectivas entre García y Bachelet. ¿La política de Estado en Chile se encuentra por encima de los presidentes?
–La clase política chilena sabe que su mayor posibilidad de expansión económica es a través de su dominio del Perú. Esto tiene que ser visto en un contexto internacional. La carrera armamentista no existiría si no fuera porque los poderosos les venden el material. Nadie dice que nos hemos hecho socios comerciales de EEUU, que acaba de autorizar que Holanda le venda aviones a Chile. No tiene sentido que un socio comercial le venda armas a un vecino con el que tenemos una relación difícil. Es una actitud hipócrita. En esa línea, ¿sería posible que existieran paraísos financieros para lavar el dinero del narcotráfico si no hubieran bancos americanos que los cubren? Tercer punto, medio ambiente. Los grandes contaminadores siguen siendo los países industrializados y nos obligan a nosotros a ciertas normas que ellos no cumplen.

–Pero el gobierno de Toledo fue el gran promotor del TLC con EEUU y las inversiones chilenas se incrementaron durante ese período. ¿Qué autocríticas hace?
–Debimos explicar públicamente por qué no firmamos el TLC con Chile. Alfredo Ferrero lo ha declarado después con toda claridad, entre otras razones porque ellos no querían ver los temas de servicios financieros y propiedad intelectual. Debimos también llevar el tema de la delimitación marítima a La Haya pero tomamos velocidad muy tarde y había que hacer antes la ley de bases.

–¿No fue un error que el ex canciller Manuel Rodríguez Cuadros organice todo un seminario sobre el tema de límites y presente un frente dividido en un tema de Estado?

–Fue una divulgación necesaria de argumentos. Más bien, fue un error del gobierno no incorporarlo a la comisión ante La Haya.

–¿Cómo interpreta el papel de Evo Morales?

–Ahí sorprende que Morales, sabiendo que el modelo chileno es similar al peruano, lleve su discrepancia ideológica a este lado y no al otro. La razón tiene que ser otra. Le han hecho creer que el Perú es un obstáculo para la salida al mar. Es una movida inteligente pero equivocada, porque la historia y los hechos demuestran lo contrario. Si fuera objetivo, Morales tendría que entender que lo más fácil es que Chile le dé la salida por otro lado distinto a Arica. Chile no ha dicho que quiere darle salida por Arica y el Perú no se ha manifestado. Morales está completamente equivocado. Le sirve para su discusión interna. Es más fácil decir, los peruanos no me dejan que Chile nunca nos va a dar salida al mar.

–¿Si vuelve Perú Posible al poder se deben asustar los chilenos?

–Ya estamos en La Haya y eso se resolverá en el 2016 o 2017. En el grupo Basadre (que critica el modo de llevar las relaciones con Chile) los de PP somos minoría.

–Entonces usted habla a título personal.
–Con las declaraciones del ministro Rafael Rey, que dice que le pidió a Chile a título personal que no haga las maniobras (de la Operación Salitre 2009), la expresión está un poco discutida. Un ministro o no habla o habla a nombre del gobierno. Nunca lo hace a título personal. (Enrique Chávez, Caretas, 24.09.2009)