El 2011 será recordado por los logros y por las decepciones en el desarrollo de los mercados ecológicos locales en los distritos de Lima

Fomento de los mercados ecológicos y el rol de los municipios en el proceso.

El fiasco del año, a no dudarlo, se produjo al suspenderse la realización de la BioFeria de Surco a fines de mayo 2011, la misma que venía realizándose sin interrupción desde el 6 de junio 2009.  La nueva gestión del Municipio de Surco canceló la BioFeria sin mediar una sola explicación a las cientos de familias que, por casi 100 sábados, solían hacer el mercado cada semana.

En la otra cara de la moneda, el logro del año se dio con la creación del Mercado Saludable de La Molina, que desde el sábado 27 de agosto se viene implementando en el CIAM (Centro Integral del Adulto Mayor) de la quinta cuadra de la Av. Del Corregidor. La perfecta coincidencia de visiones entre la Municipalidad de La Molina, la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético y las/los productores, permitió que se formalice y concrete en tiempo récord el inicio de sus actividades, con escasas tres semanas de preparación de toda la logística.

El error del año podría ocurrir si la Municipalidad de Miraflores insistiera en que se suscriban las nuevas condiciones planteadas en el convenio que habilita la presencia de la BioFeria de Miraflores.

Conozcamos esas condiciones y analicémoslas con la objetividad de más de quince años de experiencia en el tema.  En síntesis, la Municipalidad de Miraflores plantea...

1) retirar 17 stands que ofertan productos culturales No alimentarios (juguetes de madera, instrumentos musicales, música, flores, artesanías, aceites esenciales, hierbas medicinales, prendas, cosméticos bio, ...)

2) prohibir la venta de antojitos saludables al paso (yuquitas rellenas,
soufles) y permitir -a lo sumo- sánguches fríos

3) reducir la atención a máximo 2 personas por stand

4) cambiar de sitio cada semana porque la BioFeria se volverá itinerante,

Los autores de esta pequeña nota hemos fundado la BioFeria de Miraflores, la BioFeria de Surco y el Mercado Saludable de La Molina.  A su vez, el tramitar experiencias similares en otros distritos nos ha permitido interactuar con diversos funcionarios.  En consecuencia, ello nos permite compartir algunas reflexiones sobre el rol de los municipios para contribuir con la calidad de vida de sus ciudadanos.

Empezaremos comentando que desde hace más de 12 años venimos constatando que la frase "distrito ecológico" sólo se usa como cliché para darle a la gestión del distrito una imagen de "estar a la moda" con la tendencia mundial, mas de ninguna manera porque se tenga real conocimiento ni sensibilidad por la implicancia del término.  La indiferencia e inacción ante la escasez (descuido o casi inexistencia) de áreas verdes, la presencia de desperdicios en las calles, la existencias de restaurantes insalubres, los humos, el ruido, ... siguen siendo indicadores evidentes de la inconsistencia entre el autotítulo y la realidad.  A partir de ello resulta ya entendible el porqué los funcionarios de un distrito "ecológico" no ven como prioritario el promover consumo saludable a través de alimentos ecológicos.

Así como se puso de moda la denominación de "distrito ecológico", últimamente se ha puesto en boga lo de "distrito saludable".  Si ambas denominaciones se definieran como visión transversal para cada actividad de los planes de gobierno, los funcionarios planterían la existencia de una feria de productos ecológicos como estándar mínimo para contribuir al bienestar de sus ciudadanos.

¿Qué frena la decisión de organizar una feria ecológica en cada distrito?  A excepción de la actual gestión de Santiago de Surco que no brinda razones claras, las demás gestiones responden con sinceridad, argumentando limitaciones presupuestales, requerimiento de más tiempo para sensibilizar y convencer a sus gerencias o la carencia de un espacio neutro que no mortifique al vecindario con un mercado al frente de sus domicilios, que aunque se organice una vez a la semana, existen vecinos que se ofenden con tener puestos de verdura tan próximos a su puerta.  Lejos de apostar por un consumo que aporta salud y mantiene limpio el ambiente, las gestiones municipales prefieren "evitarse los líos" y optan por mantenerse en sus "zonas de confort", ya que les parece más redituable inaugurar obras de concreto, condecorar personajes y cumplir con lo administrativo que aventurarse en desarrollar proyectos sociales o ambientales.

¿Qué hay detrás de las "novedades" en el nuevo convenio a suscribir con la Municipalidad de Miraflores?  ¿Realmente buscan mejorar la situación de la BioFeria?  ¿O será que en realidad la presencia de la BioFeria ya les resulta incómoda por la queja de una minoría de vecinos?  Nuestro análisis nos lleva a la conclusión que se trata de esto último porque los puntos planteados en nada contribuyen a disminuir el flujo de personas, ni a corregir el exceso de vehículos, ni a acallar los bocinazos ni a cesar las discusiones por el parqueo.  Por ejemplo, se propone disminuir el tumulto de usuarios retirando 17 stands de "no alimentarios", pero la congestión y el tráfico lo motivan los stands que se quedan, que son precisamente los de alimentos.  A la par, se pretende reducir la cantidad de personas atendiendo los stand, pero, a nuestro entender, lejos de acelerar la atención al cliente para que se retire rápido de la BioFeria, se provocaría mayor tiempo de espera frente al stand.  Luego ¿será sincero creer que el número de usuarios disminuirá considerablemente al restringirse los biogastronómicos a vender solo sánguches fríos?  Y, el plantear una BioFeria itinerante ¿realmente se le puede considerar como un planteamiento honesto de quienes quieren apoyar la consolidación de la experiencia?  Dado que las 3 primeras propuestas son desacertadas, menos confiamos en la buena voluntad, o el buen criterio de la conveniencia de esta cuarta.  Es más, nuestra experiencia (aparte de las recomendaciones del mercadeo básico) nos indica que para posicionar un producto se requiere condiciones de estabilidad.  Trasladar la BioFeria de una ubicación a otra, implicaría un despliegue arduo en difusión para lograr fijar los lugares en la memoria de los usuarios, propiciando de paso, confusión y desgaste de energía y recursos.

Salvo muy pocas excepciones, la mayoría de funcionarios liderados por el alcalde, se desentiende de todo aquello que contribuya cabalmente a brindar calidad de vida a sus ciudadanos, a través de acciones que velen por su salud y la salud de sus familias.

Al igual que en la decisión consciente de lo que consumimos, las y los ciudadanos estamos llamados a expresar y ejercer nuestros derechos a una vida cotidiana que nos asegure mantenernos en salud.  Así como es importante la cantidad de áreas verdes por habitante, el desecho adecuado de desperdicios, el fomento de sano esparcimiento, la seguridad en las calles y el orden y la higiene en el distrito, es igualmente valiosa la prevención de enfermedades y en ello, los gobiernos locales pueden (y deben) intervenir para promover consumo responsable ecológico, libre de contaminantes agroquímicos, aditivos sintéticos y transgénicos.

Confiamos que el alcalde de Miraflores asumirá su rol y conversará con sus funcionarios; aún estamos a tiempo de evitar los desatinos.

Silvia Wú Guin / Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Fernando Alvarado de la Fuente / Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.