Las regiones deben tener rol protagónico y proactivo para impulsar las inversiones

Para contribuir al desarrollo y cerrar la brecha social.

Los gobiernos regionales deben asumir un rol protagónico y proactivo para impulsar inversiones que contribuyan al desarrollo de sus pueblos, afirmó hoy el Secretario de Descentralización de la Presidencia del Consejo de Ministros, Alberto Muñoz-Najar.

 

Destacó, en ese sentido, que la mayoría regiones trabaje en esa línea y busquen sumar consensos que permitan consolidar un proceso económico productivo que llegue, en su momento, a superar a Lima.

Un mayor dinamismo en el desarrollo de proyectos de inversión, sobre todo privada, generará mayores empleos y desarrollo, clave para reducir la brecha social, añadió.

Destacó que regiones, como Arequipa, han logrado crecer de manera significativa en los últimos años por brindar condiciones óptimas para la ejecución de grandes obras de infraestructura por parte del sector privado.

Eso permite tener un “círculo virtuoso”, porque si hay mas inversión y consumo, otros negocios colaterales comienzan a desarrollarse, buscando oportunidades en el sector comercio, industria, servicios, entre otros, añadió.

“Los presidentes regionales deben tener un rol protagónico en el desarrollo de su comunidad. No pueden ser los principales propiciadores de la industria del conflicto que imposibilita trabajar a favor de los más pobres”, manifestó.

Consideró inconcebible que en algunas jurisdicciones con recursos naturales importantes por explotar de manera responsable y con respeto al medio ambiente, exista oposición a la llegada de inversiones que pueden permitirle mayores ingresos para combatir la pobreza.

“Cada uno, en su espacio, tiene que ser responsable de su desarrollo. En el Perú hay que buscar la solución de una manera razonada, pacifica, que sume consensos y que sea parte de una visión compartida en el futuro”, dijo a la Agencia Andina.

Muñoz-Najar señaló que la decisión del Ejecutivo es tener un diálogo constante y permanente con los gobiernos regionales para establecer una política de trabajo coherente que se ajuste a las necesidades de cada pueblo, en el marco del relanzamiento del proceso de descentralización.