Por David Auris Villegas

El sistema educativo mundial, desde la filosofía pragmática de la globalización, fomenta una bárbara competitividad cognitiva en nombre del progreso, relegando que no existe una persona superior a otra, sencillamente cada uno hace lo mejor que puede desde su individualidad libre y es en esta línea que, el discurso pacífico, educa y hace de nosotros una mejor versión de nosotros mismos dentro de la diversidad, estimulándonos a reflexionar masivamente para acercarnos a nuestro prójimo como una política que jamás pasará de moda.

La paz como bien común, cincelado desde el territorio del sistema educativo irradia su poder  solidario hacia la sociedad, agrietando un sendero capaz de conducirnos hacia un desarrollo sostenido como imperativo mundial, coincidiendo con las ideas de Mahatma Gandhi, “No hay camino para la paz, la paz es el camino”, asumiendo su heroica tarea, el docente ético esboza esta cruzada para la paz positiva, consumando su rol protagónico en la construcción de una cultura de paz, abierto a la discusión alturada con el objetivo de afinar y poner al servicio de la humanidad su destino pedagógico.

“Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres”, clama la UNESCO, incitando al docente, ejercer perentoriamente desde el territorio educativo, un rediseño y gestión de acción multidisciplinaria movilizando a la sociedad, todos por la paz, ejecutando marchas y festivales en favor de la paz mundial, comprometiendo a las personas representativas y famosas como: deportistas, escritores, artistas, intelectuales, influencer, youtubers, empresarios, científicos y líderes políticos con respetado patrimonio moral.

El pedagogo, asumiendo su destino ético enarbola la pancarta, héroes y heroínas de la paz, modificando nuestros paradigmas del culto a los “héroes belicosos” quienes derramaron sangre, tributados y tallados en mármol en las calles y las páginas de la historia, reemplazándolos no nombres de personas anónimas que derrochan amor a la humanidad.

Así como el cooperativismo moral traducida en sinergia pedagógica, el docente pone en acción interinstitucional la movilización colectiva, cruzada por la paz, pregonando la rentabilidad generada por la cultura de paz  en contraposición del saldo de los conflictos a lo largo y ancho del planeta, asumidos conscientemente por los municipios, empresas,  instituciones privadas, universidades y todas las asociaciones en pro del buen vivir.

En palabras de María Ortiz, “como guía y orientador el docente ha de ser un conciliador por excelencia con una gran capacidad de escucha y de respeto por el otro”, así como mediador y gran negociador de conflictos el docente ético  provoca la instauración de observatorios de paz, esgrimiendo los medio virtuales en pro de apreciación de paz y las buenas prácticas armoniosas desde espacios universitarios y otras instituciones vinculadas a la educación.

Considerando a la paz como un espíritu social, el más grande reto del docente indulgente es sembrar La paz familiar,  como clave neurálgico de la humanidad basado en el amor y la tolerancia, evitando prejuicios negativos, escucha con generosa mente simpática, paciencia y amabilidad, evitando la agresión verbal y jamás acude al ataque físico y siempre dispuesto a perdonar, centrado en la sinceridad y fidelidad familiar en pos de un maravilloso día.

El Ministerio de educación como núcleo orgánico, atendiendo el discurso del pedagogo ético asume la posibilidad de ejecutar talleres de coach itinerantes dirigidos a todo la comunidad del sistema educativo, denominado Transformación interior, propuesta por Ramiro Calle. “Observarme, conocerme, descubrir lo que tengo que erradicar para cambiar de mí, logrando una transformación y auto realización”.

El agitado tráfico de la redes sociales que mantiene absorto a la generación digital, favorece la creación  de redes sociales de paz, a través de plataformas éticas,  programas solidarios de debates positivos, videos promocionales de motivación hacia la paz, concursos que estimulen el ejercicio de la paz, tolerancia, el amable vivir y premiar las buenas prácticas, haciéndolo virales, consolidando la sensibilidad hacia el otro con el objetivo de, “Crear un mundo más amoroso” reclamado por Cluadio Naranjo.

Repensando este discurso desde los actores pedagógicos, comprometámonos en esta cruzada por la paz, todos y cada uno de nosotros, prescindiendo el credo religioso, tendencia política, etnia, género, nivel social, y profesemos esta prédica moral para modificar las emociones de nuestras acciones en favor del buen vivir o allin kawsay, en esta generación digital, capaces de afrontar exitosamente los avatares de esta época líquida, reafirmando nuestra fe en la inteligencia moral y los derechos humanos, haciendo posible la inoculación efectiva de una cultura de paz vivencial si pretendemos un mundo mejor.

 

*Escritor y pedagogo
https://orcid.org/0000-0002-8478-6738