¿Están definidas las elecciones municipales en Lima?

Por Desco


Las últimas encuestas sobre las elecciones municipales en Lima indican el posicionamiento claro de dos candidaturas. Lourdes Flores y Alex Kouri ocuparían buena parte del espectro electoral, sin dar mayor espacio a una tercera candidatura con alguna posibilidad de tentar el sillón de Nicolás de Rivera. Las tendencias que registran todas ellas muestran, además, un descenso en la intención de voto del ex presidente regional del Callao y un crecimiento importante para la lideresa del PPC, que expresaría que ésta ha logrado «establecerse» como abanderada de la lucha anticorrupción, frente a un candidato cuyo pasado reciente fujimontesinista y su responsabilidad en el escandaloso caso de la pista y el peaje al aeropuerto, parecen anclas muy pesadas.


El panorama, sin embargo, es más complejo de lo que aparenta. Mientras Kouri aún no tiene definida la agrupación por la que participará y anda negociando con distintos «vientres de alquiler», Flores no ha confirmado su candidatura y seguramente sigue calculando sobre una eventual caída de la popularidad del alcalde metropolitano, que afecte las posibilidades de su aspiración presidencial.

Éste, también tiene un comportamiento no por silencioso menos sorprendente. Espera, seguramente con angustia, controlar y salir bien librado del caso COMUNICORE, en el que su gestión aparece vinculada a un manejo doloso, por usar un término elegante, de pago a la empresa responsable de la municipalidad de Lima. Pero también cruza los dedos para que la inauguración y puesta en marcha del corredor metropolitano, su obra bandera, no se convierta en un amenazante desmadre: plazos que no se cumplen, costos multiplicados groseramente, pruebas que no se hacen como debieran, negociaciones que no concluyen, son seguramente parte de las pesadillas más recientes que lo acompañan, pero también de los sueños más felices de la pepecista.

Seguramente esa es una de las razones más recientes que abona en la mudez de Luis Castañeda y en la insólita decisión de una agrupación política provincial, de darle libertad a sus alcaldes y militantes que quieran participar en los comicios de noviembre, de hacerlo por cualquier lista, es decir con Kouri y con Flores. Ello, con la expectativa de neutralizar la posibilidad de duras críticas a distintos elementos de su gestión, que se convertirían necesariamente en ejes posibles de la campaña municipal, que como sabemos, coincidirá con el inicio de la campaña nacional y la afectará, sin duda alguna.

En este escenario, en el cual tanto la ciudad de Lima como sus ciudadanas y ciudadanos podrían salir perdiendo en el corto plazo, nos parece evidente que no es posible hablar de un futuro ya decantado del proceso electoral limeño. Ni siquiera de la inevitable confrontación final entre Kouri y Flores. Aunque parece difícil hoy día, no es imposible, ni mucho menos, que aparezca una tercera candidatura que resulte capaz de abrirse y ganar espacio. Incluso que se haga de la bandera anticorrupción, demandada por la gente, incorporando a la misma la propia gestión de Castañeda. Ciertamente, no le bastará con ella; tendrá que articularla a una propuesta metropolitana que proponga soluciones verosímiles para temas que tengan una visión más amplia que una simplemente policial de la seguridad ciudadana; que responda a los problemas del transporte, el tránsito y la vialidad urbana, más allá de corredores bien o mal diseñados; que contemple las necesidades de espacios públicos y el uso del suelo urbano y que atienda a las necesidades de limpieza pública, entre otras.

Creer a estas alturas, en consecuencia, que la campaña municipal para Lima ya está cantada, sería pecar de ingenuos. Mejor que así sea, porque la situación del país, cada día que pasa, aguanta cada vez menos de lo mismo.

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