¿Un coliseo en la Videna?


Por Juan Sheput


El presidente Alan García ha anunciado que antes que culmine su mandato iniciará la construcción de un Coliseo en la Villa Deportiva Nacional, la Videna. Hizo el anuncio en paralelo a la confirmación que se construirá la Vía Gambetta, a un costo de 400 millones de soles, costo cuestionado por elevadísimo, sin embargo se seguirá adelante, con toda la fuerza que imprime un faenón.


En el caso de la Videna es lamentable constatar cuales son las preocupaciones de Alan García. La Videna, en estos días, no puede ser utilizada porque por decisión del gobierno, se ha convertido en campamento de las empresas de transporte que construyen el tren eléctrico. Los equipos de diversas disciplinas, como los de softball o atletismo, no pueden entrenar, sea por la invasión de máquinas, sea por el material. Es decir, el deporte, ese del cual tanto se ufana que va a mejorar el presidente, sólo sirve para justificar la fiebre de construcciones, esas que a su vez suelen ser producto de intereses ajenos al mismo deporte, motivadas por empresarios que quieren la ganancia fácil a costa del deterioro del bienestar general.

Al hacerse un coliseo en la Videna los deportistas no van a tener donde entrenar. Los espacios serán utilizados en el mismo coliseo, en playas de estacionamiento y hasta un centro comercial. Es decir, tomando como pretexto al deporte se sigue construyendo por construir. Me pregunto ¿de qué vale un coliseo si nuestros deportistas no tienen entrenadores capacitados ni sitios donde entrenar? La inversión en infraestructura debe ir de la mano de la formación de buenos entrenadores y de la creatividad para fomentar la práctica del deporte. Pero sobre esto último nada se está haciendo.

Si alguien tenía dudas sobre que en los países subdesarrollados la abundancia de recursos es una maldición, ahora queda muy claro. Con presidentes como Alan García es realmente una maldición tener recursos económicos. La forma como se dilapidan es realmente impresionante. Tengo la sensación que estos últimos once meses de gobierno van a ser toda una oda al despilfarro. Esto se va a poder realizar entre otras cosas gracias al Congreso que tenemos, funcionalmente inútil para hacer una adecuada fiscalización.