Mirko Lauer y el oficialismo electorero


Por Juan Sheput

Pareciera que el más ofendido por las declaraciones de Alejandro Toledo contra Alan García, pidiendo al presidente que no meta las manos en el proceso electoral, fuera el señor Mirko Lauer. En efecto, haciendo gala de una parcialización oficialista, comprensible en quién se reclama muy amigo del doctor García, el señor Mirko Lauer hace en su columna del día de hoy, un análisis sesgado de la realidad, tan sesgado que de seguro podría ser firmado por el secretario Luis Nava o por el propio Alan García.


Señala por ejemplo que Alejandro Toledo, cada vez que viene a Lima arremete contra Alan García. Olvida el señor Lauer las inéditas conferencias de prensa en Palacio de Gobierno, hechas para atacar a Toledo, o los intentos de acusaciones constitucionales contra el ex presidente que se presentaban en el Congreso cada vez que Alejandro regresaba, impulsadas por la bancada aprista. Seguramente las visitas de Toledo molestan mucho a García, porque le hacen recordar que él no podía regresar al país, como sabrán, por las acusaciones que tenía en el Poder Judicial. Alan García volvió, recién cuando los delitos de los que se le acusaba, prescribieron, cosa que no menciona convenientemente el columnista.

Por otro lado el señor Lauer indica que a estas alturas de su gobierno el señor Toledo tenía mayor desaprobación que García. Sí, así era, pero por periodistas como él, que se podían escandalizar con una parranda de un allegado pero que minimizan con su pluma actos evidentes de corrupción como los petroaudios, Comunicore, la sobrevaloración del tren eléctrico, entre otros. Y menciono esto último porque el señor Lauer también es muy condescendiente con Luis Castañeda Lossio, el alcalde con más indicios de corrupción de todos los tiempos. Será de repente porque es uno de los candidatos favoritos del doctor Alan García.

Finalmente el señor Lauer menciona, con muy mal gusto, lo cual llama la atención pues es un reconocido poeta, que Alejandro Toledo se ha hecho muchos retoques en el rostro. Esta afirmación, que indica un sesgo de ataque personal, podría tener validez si es que el señor Lauer en algún momento haya escrito sobre los coquetos mechones que deja sin teñir el presidente o las operaciones gástricas de su otro amigo, el cuestionado Hernán Garrido Lecca, o el rostro sin arrugas de Luis Castañeda Lossio. Nada dice de estos últimos, nunca, sin embargo se da tiempo para atacar en este aspecto, personal, al ex presidente Toledo, al cual llama en cierta parte de su columna "pendenciero".

La ciudadanía debe tomar en cuenta el papel que va a jugar cierto periodismo, que se dice democrático, pero que ingresa al terreno de la descalificación personal en favor de algún interés. Es por este tipo de periodismo, aparentemente a la carta, que nuestro país sufre de una crisis de valores e institucional.