Del debate Bedoya-Cornejo a la justa entre Lourdes Flores y Susana Villarán

Héctor Cornejo Chàvez
Por Juan Sheput


Hace unos años, Jaime Salinas trepó del oscuro "otros" a un notorio 12% gracias a un debate municipal. Las especulaciones periodísticas decían que una semana más y probablemente Luis Castañeda Lossio no era alcalde.


En las actuales circunstancias el tiempo es tan corto que es muy difícil que se pueda cambiar la tendencia. Los sectores C, D y E, que son el grueso de la votación, será difícil que se vean influenciados por el debate por una sencilla razón: no lo van a ver. Y esto es uno de los errores adicionales del equipo de Lourdes Flores, que no hizo lo posible, políticamente hablando, para lograr que el evento sea el último fin de semana. Ignoro por qué no lo hicieron. De repente la prioridad la tuvo bailar o cantar en el programa de Gisella.

Lo cierto es que desde el célebre debate entre Luis Bedoya Reyes y Héctor Cornejo Chàvez, no recuerdo un intercambio polémico en el cual el componente ideológico haya estado presente con tanta nitidez. Sin que sean discípulas de aquellos, Lourdes y Susana pueden representar ideas alrededor del socialcristianismo y la izquierda progresista que bien pueden encarnar el Partido Popular Cristiano y la Democracia Cristiana.

De allí la importancia de lo que se diga esta noche. Dos mujeres pueden muy bien hacer la diferencia a partir de tratar de convencernos en base a la fuerza con que defiendan sus ideas. E, independientemente de los resultados, la forma como acaben este debate les puede dar la dignidad suficiente para afrontar el resultado electoral.

Desde el punto de vista de las ideas, a pesar de la suciedad que vino de los que atacan por encargo, se puede decir que es tarea cumplida. Los problemas para ambas candidatas vendrán por otro lado. Cómo enfrentarán el voto cruzado, por ejemplo. O cómo harán para convencer a los votantes allí donde no tengan representante distrital. El asunto de los personeros, pone en ventaja a aquel partido que puede colocarlos en todas las mesas. Sin embargo este último tema no es tan importante como lo dijera José Barba en una de sus columnas. La posibilidad de ganar en mesa no supera el 1,0% trabajando al cien por ciento. A nivel nacional es otra cosa. Ya lo vivió Lourdes en la última campaña presidencial contra el Partido Aprista.

Al hablar de un electorado volátil y viviendo la incertidumbre de encuestadoras con diversas tendencias, nada está dicho de aquí al 3 de octubre. Los cambios, al tratarse de gente, pueden ser geométricos. El tiempo no juega en favor de ello. Pero el resultado final puede favorecer a cualquiera, ajustadamente.

Esperemos el resultado del debate.