Planteamientos   

Por Alfredo Palacios Dongo

Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de seis millones de jóvenes peruanos de entre 14 y 25 años, más de un millón se encuentran desempleados, ubicando en 18% la tasa del desempleo juvenil. Para el director Nacional de Promoción del Empleo y Formación Profesional del Ministerio de Trabajo, Tomás Flores, la temática de la juventud en el Perú ha sido constantemente postergada de las prioridades y agendas públicas de las distintas instancias de gobierno. La población de entre 15 y 29 años registra más de 8 millones de jóvenes (seis en el ámbito urbano y dos en el rural), de los cuales, cerca de cinco millones son parte de la población económicamente activa (PEA), sin embargo, de esta cantidad, el 53% se encuentra subempleado, y solamente 990 mil cuentan con algún nivel de protección social.


De cada tres desempleados en el país, dos son jóvenes, y de cada cinco jóvenes uno no estudia ni trabaja. Además, de cinco jóvenes que trabajan, cuatro lo hacen en condiciones precarias, con exiguos sueldos y  sin acceso a la seguridad social. Solo en Lima Metropolitana un millón y medio de jóvenes están en la PEA, y la tasa de desempleo en jóvenes de 15 a 24 años fue 16.8% en el 2009, incrementándose 0.9% con respecto al 2008. Pero lo más preocupante, es que más de un millón 700 mil jóvenes peruanos no estudian ni trabajan. Este año ingresarían 280 mil jóvenes mayores de 18 años al mercado laboral, unos 30 mil más que el promedio.

El impacto de estas elevadas cifras relacionadas con el desempleo juvenil representa un costo muy alto para nuestro país ya que genera ingresos injustos y mayor inequidad, con la directa correlación de que en el ámbito rural y en los sectores más vulnerables el desempleo es aún más alto debido a la mayor dificultad de los jóvenes para conseguir empleo por su menor formación, su poca experiencia y su reducido desarrollo para competencias laborales y habilidades sociales.

Bajo este panorama, es preocupante y desalentador el escenario del trabajo juvenil en nuestro país ya que registra los mayores porcentajes de desempleo. Por este motivo muchos de ellos emprenden pequeños negocios, pero por falta de capacitación y asistencia técnica terminan fracasando. El gobierno tiene la gran responsabilidad de implementar políticas públicas y acciones para cumplir lo que exige una de las metas del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio: “alcanzar el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, incluyendo las mujeres y los jóvenes”, en especial de éstos últimos por representar el medio indispensable para lograr su desarrollo.  Expreso, 23.10.2010.