Nuestra cruda realidad ambiental

Por Alfredo Palacios Dongo

El pasado 13 de diciembre el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) presentó el primer atlas ambiental “América Latina y el Caribe-Atlas de un ambiente en transformación”, el cual en más de 200 imágenes de satélite analiza en forma comparativa por fechas la magnitud de los problemas ambientales en los países, en deforestación, incremento de explotación minera,  uso de agua dulce, degradación de los ecosistemas costeros, crecimiento de las poblaciones, urbanización acelerada sin planificación, entre otros.
 
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En el caso del Perú, en minería se expone que desde 1990 se han establecido más de 300 compañías mineras extranjeras y se continúan concediendo permisos de exploración y explotación. La Amazonía se ve afectada por la minería informal aurífera y empresas petroleras. Los relaves, desmontes, efluentes peligrosos y material contaminante minero han causado graves filtraciones, drenaje ácido y contaminación en la biodiversidad y ecosistemas. En la cuenca del Amazonas es liberado hasta el 30% mercurio a las aguas y 55% se evapora en la atmósfera. En imágenes satelitales de 1986 y 2007 en Madre de Dios se aprecia el incremento de extracción minera al borde de la cabecera de los ríos. Asimismo, en Cerro de Pasco prevalece la contaminación de recursos hídricos y destrucción de la flora y fauna, y en imágenes de 1976 y 2005 se ve un aumento de áreas de aprovechamiento y expansión de lagunas.

En deforestación de los bosques, por la agricultura migratoria, cultivo de coca, y un modelo económico netamente extractivo, en San Martín y Amazonas, entre 1990 y 2005, sobrepasaron el millón de hectáreas seguido por Loreto, con cerca de otro millón. En Ucayali se deforestan anualmente más de 30,000 hectáreas, y en imágenes de 1975 y 2007 se observa gran aumento de deforestación partiendo desde las carreteras. Asimismo, en pesca, nuestra población de peces está siendo 30% sobreexplotada observándose una drástica caída en la biomasa desde la década de los 90. Por último, Lima ha sido seriamente afectada por el acelerado crecimiento demográfico carente de planificación urbana mostrando signos de creciente deterioro en agua, campo agrícola y contaminación. En imágenes de 1976 y 2008 se observa la expansión de la metrópoli a expensas de la disminución de vegetación.

Bajo este panorama, el nuevo gobierno debería considerar esta importante herramienta que evidencia la magnitud de los graves problemas ambientales que debe enfrentarse, y emplearla como apoyo en la toma de acciones e implementación de políticas públicas para mejorar nuestra cruda realidad ambiental y lograr un desarrollo futuro más sostenible de nuestro país. Expreso, 08.01.2011