Importancia de la imagen personalejecutivas.jpg

Por Wilfredo Pérez Ruiz (*)

Una de los más importantes elementos a considerar por un profesional con aspiraciones de desarrollo y aceptación laboral, está referido a la imagen que proyecta, de forma consciente o inconsciente. La “imagen” es el conjunto de factores que configuran la opinión buena o mala que el público se forma de usted. Así de simple.

A continuación deseo compartir la interesante definición de Fabio Arévalo Rodríguez, quien en su texto “Apariencia y Relaciones Públicas” dice: “La imagen puede imponer un carácter o expresar una nueva idea, ya que es el reflejo que las personas conservarán de nosotros siempre, otro aspecto importante en esta parte es que la primera imagen es la que se va a conservar, las personas pueden crear un concepto de nosotros a través de la imagen que dejemos, pero recuerda que la imagen no es solo la ropa, sino nuestra expresión y nuestro vocabulario, la forma en que tratamos a las personas hace parte de un código que se comprende fácilmente, debemos tener cuidado para conservar un equilibrio en donde no seamos ‘rudos’ y obstinados mandones, pero tampoco ‘melosos’, ya que los dos extremos ocasionan problemas”.

Desde mi análisis el “retrato” de un profesional no solamente está sustentado en su óptimo conocimiento, propio de su especialidad. También, es complementado y enriquecido con otras particularidades como su educación, cultura, valores, sentido común, elegancia, estilo y, además, las buenas formas y cortesías que facilitarán su desarrollo integral. No descuide su trascendencia, será una muestra de su grado de autoestima.

Pero, ¿Qué es la autoestima? Es la autovaloración de uno mismo, de la propia personalidad, de las actitudes y habilidades, que son los aspectos que constituyen la base de su identidad. Se construye desde la infancia y depende de la reciprocidad con las personas significativas, principalmente los padres. La baja autoestima impulsa a esforzarse demasiado para superar la inferioridad que percibe de si mismo y a desenvolver talentos como compensación.  Impide la búsqueda del sentido de la supervivencia y produce problemas de identidad.

La disminuida autoestima causa trastornos psicológicos, depresión, trabas psicosomáticas y fallas de carácter, timidez, ausencia de iniciativa, anticipación del fracaso, características que impiden el crecimiento. Induce a compararse e identificarse con modelos sociales e imposibilita comprender que cada individuo es diferente y que lo único comparable es nuestra fortaleza con respecto a nuestro rendimiento. La autoestima es una señal de nuestra forma de ver la vida y afrontar sus adversidades, y la damos a conocer en pequeños detalles como la seguridad en el hablar, en las decisiones que tomamos, en los afectos que entregamos y recibimos, entre otros indicadores.

Muchas veces -lo afirmo por mi experiencia docente- el estudiante y egresado tiene una explicable expectativa por adquirir conocimientos para acceder a mejores colocaciones de empleo descuidando o desconociendo la valoración de su “imagen” en una entrevista laboral. Recomiendo preocuparse por comprender la trascendencia de la “foto” que tendrán de usted —a partir de su forma de actuar— en un mercado de trabajo exigente acerca de su habilidad social, desenvolvimiento, manejo de competencias, capacidad empática y eficiencia en las comunicaciones, etc.

El  “retrato” que proyecta no se basa, únicamente, en sus potencialidades académicas. Hay otros factores como su lenguaje corporal (que constituyen la expresión coherente de su cuerpo), el buen gusto, tacto, distinción en el vestir, forma de hablar, reír, tono de voz, gestos y actitudes cotidianas. Es necesario interesarse en el cuidado de sus manos, uñas, higiene, vestuario, perfume, cabellos y maquillaje. Su estilo es parte de su imagen y, por lo tanto, recuerde: “La moda pasa, el estilo queda”. Diseñe su perfil en función de sus peculiaridades y personalidad. No imite, sea auténtico y original.

Cuando acuda a una cita de selección de personal hágase, previamente, las siguientes preguntas: ¿Qué aspecto tengo? ¿Mi ropa es la apropiada para mis actividades? ¿Mi cabello está arreglado? ¿Mi aseo es adecuado? ¿Cuál es mi manera de comunicarme? (que digo, habló rápido, lento, pienso y reflexiono, trato de ser empático). Son algunos componentes que sugiero examinar en su autoevaluación.

Está demostrado que la mayoría de las decisiones se determinan por la influencia visual y tenga en cuenta: “No existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”. De su adecuada apariencia dependerá lograr disfrutar de la simpatía, credibilidad y aceptación de su entorno general y empresarial. Una imagen individual positiva le abrirá nuevas oportunidades en el exitoso camino de su vida.

(*)Expositor de etiqueta social del Instituto de Secretariado ELA y la Corporación Educativa Columbia. Docente y consultor en protocolo, imagen personal y etiqueta. http://wperezruiz.blogspot.com/ - http://www.facebook.com/wilfredoperezruiz