Dr. Hugo Salinas; Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Todo comienza a principios de los años 60 del siglo pasado: Las preguntas que me laceran son de este tipo: ¿Qué es lo que hace del capitalismo un sistema que no cesa de desarrollarse? ¿Por qué tantos ensayos para liberarnos del capitalismo han fracasado? ¿En dónde se encuentran sus fuentes de un continuado renacimiento? ¿Por qué después de cada crisis surge con mayor fuerza? Alguien osó incluso contarnos que estábamos en el fin de la Historia.

Luego de un largo trabajo de investigación, a principios de los 90 propongo una explicación que se basa en el siguiente descubrimiento: la actividad socioeconómica tiene dos elementos. Uno de ellos es el Proceso de Trabajo, una forma de trabajar, con la cual se recolectan, producen, o elaboran bienes económicos. El segundo elemento es la Decisión Socioeconómica, mediante la cual la sociedad decide cómo repartir el resultado de la actividad socioeconómica.

El corolario de este descubrimiento es el siguiente: el proceso de trabajo no tiene una relación directa con el bienestar general o individualista de una sociedad. Es el segundo elemento, la decisión socioeconómica, el que lo determina; y se manifiesta a través de dos tipos de repartición. Si la repartición es igualitaria, como ocurrió en los primeros 190 mil años de existencia de los seres humanos, el bienestar es general, existe una igualdad de oportunidades, así como el sentido de cooperación y de hermandad, con un pleno empleo de la población económicamente activa.

En cambio, si la repartición del resultado de la actividad socioeconómica es individualista, como viene sucediendo desde hace unos diez mil años en Europa o 600 años en el Abya Yala (América), los efectos positivos del progreso y crecimiento generado por la evolución y desarrollo de los procesos de trabajo es acaparado, única y exclusivamente, por un reducido número de personas. Es así cómo se instalan la pobreza y el desempleo. Sus secuelas son el individualismo, el egoísmo, la marginación, la corrupción y otra serie de vicios.

Hasta el momento hemos sido bien imprecisos al hablar de “capitalismo”. En adelante, con esta nueva visión de la actividad socioeconómica se puede precisar que el “sistema capitalista” cuenta con dos elementos: el proceso artificial de producción mediante el cual se producen los bienes económicos. Es una forma de trabajar que cuenta como elemento fundamental a la máquina. El proceso artificial de producción se desarrolla a través de los intercambios con precios expresados en unidades monetarias. Los intercambios generan mercados que son abastecidos por empresas. De esta forma abre una era de producción en masa, y el confort material alcanza un máximo.

¿Pero este bienestar que facilita este proceso artificial de producción alcanza a toda la población; es decir, el bienestar es general o individualista, que solamente es disfrutado por un reducido número de personas? Esta pregunta lo resolverá el segundo elemento del “sistema capitalista”, la Repartición Individualista del resultado de la actividad socio-económica.

La Repartición Individualista en una actividad socioeconómica capitalista significa que solamente los accionistas de la empresa se apropian del 100% del resultado neto (las utilidades) de la empresa. He ahí el origen de la pobreza y del desempleo. Es el origen de un comportamiento individualista que conduce a minimizar la economía real para dar paso a los actos especulativos, corruptos y sin ningún respeto por la vida humana, el medio ambiente y la Naturaleza.

Esta nueva visión de la actividad socioeconómica nos facilita ver con toda claridad que el proceso de trabajo, uno de los dos elementos de la “economía capitalista”, es la que brinda la parte positiva encarnada en el progreso y crecimiento. Es decir, es el desarrollo del proceso artificial de producción que brinda al “capitalismo” un aire de continuo renacimiento; mientras que el segundo elemento del “sistema capitalista”, la Repartición Individualista, es el que se encuentra en el origen de la pobreza, del desempleo, de la corrupción, inseguridad ciudadana y otros vicios de la sociedad capitalista.

Entonces, en términos concretos, capitalismo quiere decir una actividad socioeconómica animada por el proceso artificial de producción y gestionada por una Repartición Individualista de su resultado.

Para concluir, si nuestra intención es eliminar el desempleo, la pobreza, la corrupción entre otros males, lo que se tiene que realizar es desplazar la posición hegemónica de la Repartición Individualista por otro tipo de repartición, aquel que nos conduzca al bienestar general, con igualdad de oportunidades.[1]


[1] Para mayor información consultar mi libro Hacia dónde va la economía-mundo. Teoría sobre los procesos de trabajo.

http://biblioteca.utec.edu.sv/siab/virtual/elibros_internet/55791.pdf


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