Gas: otra novela de Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa


Tanto piensa en novelas Mario Vargas Llosa que, en declaración para El Mercurio de Chile, señaló que la “mayoría de los peruanos apoya la venta de gas a Chile”, lo cual deja ver que es una persona que desconoce la realidad del Perú. Sin realizar una encuesta y sin siquiera leer lo que se publica acerca de la opinión de los partidos políticos e instituciones ciudadanas, Vargas tuvo la osadía de presentar lo que él imagina como si fuese la realidad.


Las principales fuerzas políticas rechazan la venta de gas a Chile, incluso Lourdes Flores ha aconsejado al Presidente de la República no vender gas a Chile; incluso parlamentarios del propio gobierno aprista, como Mercedes Cabanillas, expresan el mismo sentir. Instituciones como el Colegio de Ingenieros del Perú se oponen no sólo a la venta de gas a Chile, sino a la exportación del gas a cualquier otro país. La misma idea la comparten los militares en retiro (y en actividad, aunque las normas les prohíben declarar), quienes entienden perfectamente lo que significa la geopolítica y el peligro de entregar energía a Codelco, empresa que suministra dinero al armamentismo chileno. También Vargas parece ignorar la unanimidad de la macrorregión sur (que incluye a su tierra natal, Arequipa), cuyos pobladores y autoridades, en defensa de las futuras generaciones, han rechazado tajantemente las proditoras pretensiones de venta del gas a Chile.

La opinión de Vargas indica que no tiene visión de estadista ni del desarrollo, pese a que fue candidato a la presidencia. Los recursos energéticos escasean y son cada día más caros, por tanto, el Perú debe ser cuidadoso con sus reservas, las necesita para crecer. Además, no podemos vender ese recurso a un país enemigo, que roba mar, tierra y denominaciones de origen como la papa, el pisco, etc. No sólo eso, si iniciamos la venta y después la suspendemos por necesitar el recurso, los chilenos pueden alegar violación de compromisos comerciales, razón suficiente para atacar nuestro país, siguiendo su criminal lema “por la razón o por la fuerza”.

Si Vargas se cree tan generoso con los chilenos, ¿por qué no les regala sus derechos de autor? El gas no es de él, sino de todos los peruanos, es un recurso que tenemos en cantidades limitadas y que algún día —más temprano que tarde— se agotará; por eso lo cuidamos celosamente.

Al parecer, Vargas no ha sido capaz de advertir que Chile, país usurpador de tierra y mar peruanos, promueve la “integración” chilena con el Perú, pues —sirviéndoles de ventrílocuo— criticó a los grupos nacionalistas que se oponen a un mayor acercamiento entre ambas naciones. “Quienes predican la hostilidad, o en el encono o el rencor entre países latinoamericanos son unos insensatos que van contra el progreso, contra el desarrollo de sus propios países", añadió.

Si a él le parece bien juntarse con cualquiera, ¿por qué no departe con otros rateros, no sólo con Chile? Al Perú convienen las relaciones e integración con otros países, siempre y cuando sean socios honorables, no con un país del cual el Perú sólo conoce robo, guerra, usurpación y desgracia. Si cree que debemos acercarnos al país del sur, ¿por qué, en lugar de hablar sandeces, no pide a los chilenos que vendan sus armas para dar paso a relaciones pacíficas con los demás países sudamericanos? ¿Por qué no les dice que se retiren de nuestra tierra y mar usurpados? ¿No es más bien hostilidad de Chile robar territorios y mar y entrar en una carrera armamentista desenfrenada? Antes de insultar a quienes recomiendan cautela con el enemigo, Vargas debe aprender algo de geopolítica y de historia.

Una vez más Vargas muestra falta de objetividad, como cuando participó en la comisión que debía esclarecer los asesinatos de periodistas en Uchuraccay; allí sólo contribuyó a echar más oscuridad en el caso, pues, lejos de determinar responsabilidades de los homicidas, su comisión concluyó en que, prácticamente, la sociedad era la culpable por las condiciones de miseria de los campesinos. Con esa lógica, si violan o matan a sus hijos diríamos que la sociedad peruana, no los perpetradores concretos, es culpable, por las condiciones de miseria en que viven los marginales urbanos; no habría necesidad de encarcelar a los culpables directos. Claro, eso no le hubiese gustado tratándose de su familia, pero sí podía “colaborar” en la elaboración de esa aberrante conclusión tratándose de extraños.

Vargas en el Diálogo Interamericano

Vargas también tiene otros matices, Lyndon Larouche, en Executive Intelligence Review (número de catálogo de la biblioteca del Congreso de Estados Unidos 93-72332), en el trabajo El complot para Aniquilar a las Fuerzas Armadas y a las Naciones de Iberoamérica, donde detalla un plan internacional para sojuzgar a los países de América Latina, incluye a Mario Vargas Llosa como uno de los agentes del Perú del Diálogo Interamericano. El documento incluye al Diálogo Interamericano como uno de los brazos del plan estadounidense para América Latina que no sólo contempla la desestabilización de las Fuerzas Armadas, sino que incluye un plan pronarco, que descarta la moralidad en el tratamiento del narcotráfico, entre otras aberraciones, como procurar la despoblación, ocupación militar de los EE. UU. , la agudización de conflictos étnicos para dividir a los países, fomento de los conflictos fronterizos. Además, para el Perú incluye maniobras en favor de Sendero Luminoso y contra las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, el documento destaca la declaración de Carlos Boloña ante el Consejo de las Américas, donde les dice a los estadounidenses “que no se preocuparan, que a los militares peruanos se les tiene estrangulados económicamente y que no le darían el presupuesto que necesitan para vencer a Sendero”.