¿El general Otto Guíbovich marca época?


Cumplido su tiempo al mando del ejército el general Edwin Donayre, que con lo que habló en una reunión privada causó tanto disgusto a Chile y sus sirvientes peruanos (políticos y comunicadores), asume ese puesto el general Otto Guibovich.


En su discurso de asunción del cargo sostuvo el nuevo jefe que se debe desburocratizar al ejército y poner más énfasis en los aspectos operativos, en la capacidad efectiva que debe tener el ejército. También pidió que cesara el maltrato a los militares, refiriéndose seguramente a aquellos sometidos a juicio. Lamentablemente, por la falta de visión de nuestra realidad, en este asunto las palabras del general Guibovich fueron gaseosas y etéreas; lo que debió exigir, además, es celeridad en la acción del poder judicial. Como sucede en muchos casos, por unos pocos militares enjuiciados por diversos delitos (corrupción, asesinato de civiles desarmados, etc.), hay muchos uniformados inocentes involucrados a quienes perjudica la conocida lentitud del sistema judicial peruano, lacra que por igual daña a civiles y militares.

También el general entrante dijo que nunca más el ejército sería utilizado con fines políticos, frases que en el actual contexto llevan una clara alusión a la conducta del general Donayre, a quien políticos y comunicadores prochilenos o pagados por Chile acusan—a falta de argumentos válidos— de acción política por haber dicho lo que piensa el 99,99% de peruanos sobre Chile, país delincuente enemigo del Perú.

El general Otto Guíbovich escuchó y sabe lo que hizo el general Donayre, especialmente en su discurso de despedida, y debe haber captado, aunque sea vagamente, algunas cosas que el general Donayre expresó sobre el honor y la dignidad del militar peruano. Como cada persona que asume un puesto de mando debe ser mejor que la anterior, a continuación, algunas cosas que debe hacer el general Guíbovich.

1) Honor militar. El monumento al chileno delincuente Arturo Prat, erigido por marinos serviles prochilenos en la Escuela Naval, deshonra no sólo a la Marina de Guerra del Perú sino a todos los institutos armados. ¿No sería bueno que el general Guíbovich dirija una carta al presidente Alan García, jefe supremo de la fuerza armada, para que ordene el retiro y destrucción de ese monumento que es una vergüenza para todos los militares peruanos y para el país entero?

2) Integridad territorial. Todo militar debe conocer algo elemental, por ejemplo, cuál es el territorio que defiende. El Perú tiene bien establecidas sus fronteras con los países que nos rodean. En el caso de Chile, el tratado de 1929 —ratificado por los Congresos del Perú y Chile— define con toda claridad la línea de frontera entre ambos países, que comienza en la orilla del mar (10 km al norte del puente del río Lluta) y termina en el altiplano. Falta marcar nuestra frontera en la orilla del mar (punto Concordia). Corresponde al general Guíbovich pedir autorización al gobierno para proceder con los trabajos*.

A este respecto puntualizamos que existiendo el mencionado tratado y debiendo levantarse el espigón o bloque de concreto dentro de territorio peruano, Chile nada tiene que ver en este asunto. Lo que importa es que el lado sur de la estructura que se edifique mire a Chile. Los periodistas, diplomáticos y políticos corruptos o pagados por Chile sostienen que eso no se puede hacer porque es zona “en disputa” (claro, “en disputa” porque eso afirma Chile y lo repiten sus sirvientes peruanos). ¿Cuál zona en disputa, corruptos, si ya la línea de frontera fue aprobada por los Congresos del Perú y Chile? La línea de frontera pudo estar en disputa antes del tratado; cuando éste lo firman los gobernantes y lo aprueban los Congresos de los estados interesados, ya nada hay en disputa; sépanlo, señores y señoras sirvientes de Chile.

Para que se entienda que estas traiciones y entreguismos ocurren sólo en el Perú, ponemos como ejemplo actual y visible el muro o cerca que los EE. UU. construye para evitar el ingreso de inmigrantes ilegales. Los mexicanos y gente que defiende los derechos humanos critican la barrera de separación que levantan los yanquis, diciendo que es algo inhumano, inequitativo, etc. Puede que así sea. Pero nadie —ni los mexicanos— cuestiona la legalidad de dicha barrera por una simple razón: sigue la línea de frontera definida por los tratados y en ningún lugar entra en territorio mexicano. Punto.

Ya lo saben ahora el presidente Alan García y el general Otto Guíbovich. Tomen nota de esto, comunicadores, políticos y diplomáticos que están al servicio de Chile.

Los hechos y los días nos dirán qué clase de gente tenemos y mantenemos con nuestra plata. Veremos si sirve al Perú o sirve a Chile. La realidad nos dirá si estamos ante personas que sirven a su patria o si son simples lacayos de Chile, país delincuente y enemigo del Perú.
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* Mano de obra no va a faltar. Hay muchísimos tacneños que desean el honor de aportar su trabajo en beneficio de la patria.