Ollanta Humala, ¿opositor o espectador?

Ollanta Humala, igual que Luis Castañeda Lossio, declararon ayer para oponerse a la venta del Pentagonito. Resulta extraño este comportamiento de los políticos que se suman a última hora a la movilización ciudadana, cuando debían haber sido los primeros en reaccionar.


Peor es el caso de Ollanta Humala, puesto que es militar y líder de un partido que se autodenomina nacionalista. ¿Cómo así espera pacientemente que la ciudadanía se movilice para a última hora expresar una tibia oposición?

Con su reacción tardía, su triste declaración fue: “Quiero decirles a los potenciales compradores [de los terrenos] que a partir del 2011, cuando lleguemos los nacionalistas al poder, no vamos a aceptar esa venta”.

Esto quiere decir que si este señor no llega a la presidencia el 2011 se queda de brazos cruzados, sentado cómodamente a ver cómo se remata, cómo se corrompe, cómo se abusa, cómo se burla la voluntad de la población y del Ejército.

Collique


El caso de Collique es igual de grave que la intención de venta del Pentagonito, se pretende destruir la única escuela y aeródromo sembrándola de cemento en una Lima que necesita áreas verdes. Con ello se trunca el desarrollo de la aviación civil, que constituye parte de la reserva aérea.

Para colmo, además de la valoración por debajo del costo real del terreno, lo obtenido por su venta no alcanzaría para la construcción de la pista de un nuevo aeródromo, que según García, quiere ubicar en Ica, en una zona donde el alcalde ni siquiera conoce el proyecto.

Es decir, los alumnos de Lima, la ciudad más poblada del Perú, al arrebatárseles la escuela, se verían obligados a realizar un viaje interprovincial para tomar sus clases y el lugar elegido estaría más lejos para los jóvenes norteños.

La cereza en la torta es el otorgamiento del terreno ¡al postor que ofreció el costo más caro de construcción de las viviendas! No sólo eso, García quiere desembolsar unos 300 millones de soles que niega a otros sectores para favorecer a los chilenos a quienes se adjudicó el lote, para que dispongan en forma de bonos (ver: Los “faenones” de Collique y de Vivienda).

Tan gigantescas aberraciones y serios indicios de corrupción en el caso Collique no merecieron, de parte de Humala, ni siquiera una mención ayer ni antes, con lo cual dejó solo al congresista de su partido Isaac Mekler, quien junto con Andrés García Belaúnde y Carlos Raffo, entre otros, libraron una batalla contra esta venta.

¿Tenemos políticos que parecen anémicos no sólo de energía, sino de ideas y acciones, al punto de parecer simples comodines y oportunistas?

En los comentarios sobre estos remates de terrenos, donde se favorece a chilenos, algunos lectores de Con Nuestro Perú indican que no es Chávez quien entrega dinero a Humala, sino Chile.

A decir verdad, no podemos culpar a nuestros lectores de tal conjetura. Sucesivamente Humala guarda silencio sobre los cielos abiertos de los cuales goza Chile (y que se investiga), cuando se les debería expulsar además por haber incurrido en espionaje comprobado.

En varias oportunidades, sus detractores señalaron que Humala había recibido pasajes de Lan. Si ese es otro motivo de su silencio respecto de esa empresa, debería aclararlo, pues tiene lógica que ese sea el caso cuando vemos un silencio cómplice de un político que dice ser nacionalista y que además es militar.

También hemos visto la tibia actitud de Humala respecto de la intención de venta del gas a Chile. Esperó que muchos políticos, economistas y ciudadanos se pronuncien, pero él se mantenía callado. Sólo emitió una opinión después que Lourdes Flores se manifestó en contra de la venta de nuestro gas al país sureño.

Aparte de su marcha a la frontera durante el aniversario del 5 de abril, vemos en Humala un personaje con demasiados silencios respecto de Chile. En el caso del diferendo con ese país, dejó solo al congresista nacionalista Juvenal Ordóñez, cuando éste denunció que Allan Wagner, siendo un traidor que firmó el Acta de Lima, está descalificado para representar al Perú en el litigio en La Haya. Humala prefirió, con su silencio, avalar al agente prochileno Carlos Tapia, quien defendió al traidor Wagner (ver: “Wagner capituló ante Chile y no puede representarnos ante La Haya”, Tapia: agente prochileno en el partido nacionalista, Acta de Lima).

En el caso de la colocación del busto al hampón Arturo Prat en la Escuela Naval (ver: García y Wagner humillan a la Marina de Guerra), felonía que no sólo mancha el honor de la Marina de Guerra, sino que constituye una vergüenza para todas las Fuerzas Armadas del Perú, la actitud de Humala fue la misma: una tibia declaración.

Para Humala, basta ofrecer unas tibias y cómplices declaraciones, no educa a sus bases, ni siquiera coloca material de esclarecimiento político en la página web de su partido sobre estos asuntos. La movilización ciudadana no existe para él, ni siquiera un pequeño plantón. Paradójicamente, Humala sí realizó una manifestación para defender a su persona, presuntamente acosada por la justicia.

Por todo lo expuesto, parece que Ollanta Humala tiene la misión o encargo de desprestigiar el concepto de nacionalismo en política, de tal manera que luego de ver su tibia y ambigua actuación, ningún ciudadano desee votar por un partido nacionalista; en otras palabras, “está quemando” el nombre.