De teletones y danza de millones


¿A dónde irán a parar los fondos que reúna la Teletón?


Mañana se realiza con gran pompa la Teletón para recaudar fondos para la Clínica San Juan de Dios, cuyo trabajo es reconocido por todo el Perú desde hace muchos años, no obstante, hay hechos que empañan este acto.


Se trata de las denuncias de los trabajadores, que dan cuenta de una administración sospechosamente arbitraria de la clínica desde que se ha hecho cargo Carmen Rosa Gutiérrez Seminario, nombrada por el padre Isidro Vásquez.

De tener en el 2006 superávit más de 1.5 millones de soles,  ahora se declara casi en quiebra al pretender despedir a la mayor parte de trabajadores calificados, muchos de ellos con largos años de servicios.

Derroche

Pese a que por muchos años, entre médicos, enfermeros, técnicos y otros trabajadores los sueldos son modestos, hecho que siempre fue aceptado debido a la labor altruista de la clínica, Gutiérrez Seminario ha nombrado a una camarilla de innecesarios “gerentes” con jugosos sueldos, entre 3500 y 5000 soles (más que los mismos médicos).

Ella misma utiliza un vehículo proporcionado por la clínica, con guardaespaldas, además de percibir 10 mil soles de sueldo. Durante su gestión se advierten pérdidas, pero se han adquirido 10 camionetas 4x4, según denunciaron los trabajadores en la televisión, a quienes pretendió despedir, pero se ha estrellado con la decisión del ministerio de Trabajo, que no dio pase al cese del personal.

¿Nuestros niños necesitados financian la caridad de países del exterior?


Un hecho que llama la atención es el préstamo realizado a la clínica de la misma congregación en Caracas, por un millón de dólares. ¿Cómo así nuestros niños deben desprenderse de los recursos que les hace falta para subvencionar a una institución de Venezuela, país que siempre ha contado con cuantiosos ingresos por concepto del petróleo?

A costa de la necesidad de los niños peruanos, ¿acaso la clínica venezolana busca objetivos políticos para desafiar al gobierno del presidente Hugo Chávez? ¿La clínica San Juan de Dios va a recuperar ese dinero?

Se sabe que el gobierno venezolano destina un generosísimo presupuesto para los gastos de salud de su país,  teniéndola cubierta prácticamente en todas sus necesidades, al punto que los servicios de salud del gobierno son utilizados incluso por personas pudientes, pues los centros estatales nada tienen que envidiar a una clínica cara.

Nadie puede creer que si una clínica caraqueña similar a la de San Juan de Dios del Perú pide fondos para atender a los niños, un gobierno como el venezolano se niegue a apoyarlos. La única razón de que no lo haga sería porque la atención de salud en rehabilitación física ya la tienen cubierta y la clínica haya venido a ser innecesaria. Si es así, ¿entonces por qué desde el Perú se le  tiene que suministrar fondos?

Con su similar española ha sucedido lo mismo, se le ha prestado 170 mil euros de los fondos de la clínica peruana. También resulta incomprensible que los fondos que necesitan nuestros niños pobres subvencionen a niños europeos, sabiendo que el Estado español tiene una política de salud que no deja en el desamparo a sus ciudadanos, y menos a sus niños, inclusive a los inmigrantes legales.

El deber del Estado peruano

Si tenemos clínicas como la San Juan de Dios, que vive de la generosidad pública, es sólo porque sucesivos gobiernos decidieron olvidarse de los niños que necesitan rehabilitación física, pese a que siempre proclamaron grandilocuentes frases en favor de los discapacitados. Los hechos hablan por sí solos.

Es obligación del Estado atender las necesidades de rehabilitación de niños y mayores que sufren impedimentos físicos y el gobierno debería haber construido varias clínicas como la San Juan de Dios en todo el país, pero nada de eso se ha hecho, lo cual sigue dando argumentos de existencia a este tipo de clínicas caritatativas, en las cuales, lamentablemente, se presentan conductas criticables como las que señalamos.

Lo malo es que los recursos que captan están yendo a parar a agujeros negros y a bolsillos que tal vez no sean los más adecuados.

La Iglesia

Pese a que estas denuncias son un hecho vergonzoso para la Iglesia católica peruana, ésta, debido a las normas que regulan su estructura, no tiene injerencia en la investigación de presuntos actos irregulares que podrían estar sucediendo en esta clínica. Al parecer, la matriz de la Orden de Hermanos Hospitalarios, que se encuentra en Roma, ha decidido hacer la vista gorda.

¿Qué hacer?

Resulta decepcionante para cualquier ciudadano donar su dinero, poco o mucho, conociendo esta situación. La única solución posible sería que el gobierno de una vez por todas asuma su obligación y en cada hospital acondicione centros de rehabilitación que brinden gratuitamente los servicios que da la clínica San Juan de Dios, y que diseñe un plan de construcción progresiva de estas clínicas en el país, de modo que la clínica San Juan de Dios se haga innecesaria.


Así los trabajadores serían absorbidos por estos centros de rehabilitación estatales y no nos importaría que la clínica San Juan de Dios quiebre, sabiendo que los recursos no se gastan necesariamente en los niños peruanos con discapacidad física y desvalidos por su pobreza.

Estamos seguros que si el gobierno decide asumir su responsabilidad y hacerse cargo de estos niños, y si los fondos del erario nacional no son suficientes, todos los peruanos gustosamente realizarán donaciones en actos como la Teletón, sabiendo que esos fondos serán revisados por la Contraloría General de la República, no como ahora, que nadie tiene injerencia en el presunto festín que se estaría realizando con impunidad.