El presidente Martín Vizcarra debe ser uno de los peruanos más satisfechos en estos días. Los resultados del referéndum han significado su legitimización en el Poder Ejecutivo. El sur –en especial– le ha dado un poderoso espaldarazo en las urnas a su propuesta por el SÍ, SÍ, SÍ, NO. En Moquegua, su cuna, se registró uno de los porcentajes más altos a nivel nacional por el SÍ a las tres primeras consultas. La acompañaron con más del 90% de votos válidos por esta opción: Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno. Y más del 90% votó por el NO a la cuarta consulta en Moquegua, Tacna, Arequipa, Cusco y Puno.

Martín Vizcarra supo leer el sentimiento de hartazgo de la población por el actual sistema político, renuente a reformas de fondo que permitan combatir con efectividad la corrupción; sin embargo, la cosecha de este caudal de popularidad en las urnas debe ser tomado con prudencia por el presidente, pues le restan varias demandas por resolver en estos tres años de gestión que le quedan.

El domingo 9 de diciembre se definió además, el destino del resto de sillones regionales en el sur. En esta segunda vuelta los votos blancos y nulos fueron también, una señal alarmante del descontento ciudadano sureño. El caso más dramático fue el de Tacna, donde estos sumaron 41%, mientras que el ganador sólo recogió el 36 % de los votos emitidos. Por más que Luis Torres llamó al electorado a votar por el “gordito simpaticón” (el símbolo de su movimiento), su detención por la vinculación con la organización criminal “Los Limpios de Tacna”, hizo que su oponente, Juan Tonconi, gane prácticamente por walkover. Sin embargo, sobre el nuevo presidente regional, también pesa una denuncia por los delitos de cobro indebido, enriquecimiento ilícito, falsedad ideológica, falsedad genérica y peculado. Tonconi llega al poder, pero deslegitimado por sus paisanos.

En el caso de Arequipa, la suma de los votos nulos y blancos fue mayor que la alcanzada por Javier Ismodes, el perdedor en esta disputa electoral. En esta región, Elmer Cáceres Llica ganó la elección con el 40% de los votos emitidos. La reivindicación al provincianismo fue una carta que supo jugar muy bien durante su campaña, como alguna vez lo hizo Alejandro Toledo. Hasta hoy se leen en las redes sociales, innumerables comentarios racistas en torno a su victoria. Su votación fue alta en distritos populares y en las provincias de Arequipa, siendo la más significativa en Caylloma, su lugar de origen. A pesar de este baño de popularidad, pesan sobre él una serie de denuncias por violación sexual, que aunque están cerradas, podrían desequilibrar su poder en el sillón regional. Ísmodes, el perdedor de la contienda, tenía también serios cuestionamientos, eso explicaría el alto porcentaje del voto blanco y nulo.

A diferencia de estos nuevos gobernadores, los que sí alcanzaron una buena votación fueron Luis Hidalgo, en Madre de Dios; Jean Benavente, en Cusco; y Baltazar Lantarón, en Apurímac, donde alcanzaron 53%, 58% y 54% de los votos emitidos, respectivamente.

Así se completa el mapa electoral del sur, con una mayoría de gobernadores legitimados en las urnas y una minoría seriamente cuestionada. ¿Qué tienen en común los nuevos gobernadores regionales del sur? El hecho de que desde sus discursos de campaña y de victoria, exigen que se rinda cuentas respecto a la actividad minera. Baltazar Lantarón ya indicó que revisará los compromisos asumidos por el Gobierno Central y la minera por el proyecto  Las Bambas. Mientras, Cáceres Llica ha declarado su oposición a los proyectos Tía María y Zafranal, además de solicitar que Cerro Verde pague la deuda pendiente por regalías en la Región Arequipa. Asimismo, en Puno, Walter Aduviri ha cuestionado la política nacional de recaudación por la extracción de los recursos naturales.

Estos gobernadores regionales han declarado que no son antimineros, y que sólo pretenden que se respeten los compromisos sociales y ambientales. Justamente, es en el sur donde las empresas mineras han puesto el ojo para sus inversiones, por la cantidad de mineral que yace en su territorio. Así las cosas, el tema minero será, sin duda, uno de los problemas principales que tendrá que tocar con pinzas el Gobierno Central, pues del otro lado están los votantes, expectantes a las promesas de sus nuevas autoridades.

 

desco Opina - Regional / 14 de noviembre de 2018
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