Por Germán Lench Cáceres* 

El ministro de Economía y Finanzas con una medida política, anuncia con bombos y platillos que luego de 18 años, desde junio, la pensión mínima subirá de S/ 415 a S/ 500, mientras que la pensión máxima pasará de S/ 857 a S/ 893.

Claro no toma en cuenta el poder adquisitivo que está determinado por los bienes y servicios que pueden ser comprados con una suma específica de dinero,​ dado que los precios de estos bienes y servicios han subido en este tiempo lo que genera que nuestros jubilados cada vez puedan adquirir menos la canasta familiar de subsistencia.​

Cuanto mayor sea la cantidad de bienes y servicios que pueden ser adquiridos con determinada suma de dinero, mayor será el poder adquisitivo. Con esta premisa, de quitarle la inflación en el tiempo a los 18 años parte del incremento anunciado, este es casi cero o sea nada.

La pensión más baja que contempla la Ley 19990 actualmente es de S/ 415 y será  reajustada en S/ 85, llegando a S/ 500, mientras que la pensión máxima actual que es de S/ 857 tendrá un incremento en S/ 35 y alcanzará los S/ 893.

El “aumento” anunciado por el gobierno es nada para la condición de indigencia en que sobreviven los pensionistas en nuestro país y que son los postergados y marginados por los diferentes gobiernos.

Del salario de un adulto mayor, la pensión cubre alrededor del 30%. El resto lo tienen que procurar a través del trabajo y 10% proviene de transferencias de familiares y amigos. El tema es que su trabajo no será de calidad, sino independiente, informal y de baja remuneración.

Pensamos que es cierto que el salario mínimo nacional es bajo para ayudar a costear la canasta familiar y su aumento no tendría un impacto real en la economía familiar, únicamente es un paliativo y un anuncio político ante la baja popularidad de régimen en la población.

Sin embargo en lo referente a la política económica país que debemos aplicar, su crecimiento del PBI de 3.5% o 4% no ayuda, la población crece 1% anual y la fuerza laboral está creciendo 1.7% lo que significa 300,000 personas que se incorporan a la informalidad o al desempleo.

Las metas de crecimiento por encima del 4% no serán alcanzadas con solo a los grandes proyectos mineros ya que tomarán tiempo para desarrollarse y tendrán un impacto aislado. Las medidas para reactivar la economía implican expandir el gasto público, la inversión pública en infraestructura y apostar por los programas sociales además de generar educación de calidad para disminuir la brecha de la desigualdad; sin embargo, no se sabe qué se hará para que con una presión tributaria de 14% (recaudación tributaria en PBI), tan miserable, se logre ello. Deberíamos estar creciendo por encima de 6%; no obstante, el país se encuentra enfrentado por temas políticos que, sin dejar de ser importantes para la ciudadanía, pero no deberían copar toda la agenda nacional.

No olvidemos que el gasto público 2019 tiene una proyección de -2.4% y la proyección del MEF el 2021 es de -1% lo que limita expandir el gasto público.

¿Receta equivocada? “Para cumplir las propuestas se necesita por lo menos una presión tributaria de 20%. Están aplicando una receta equivocada que va a generar que aumente el endeudamiento y el déficit.

Se trata de no hacer esto con frecuencia, pero debería trabajarse, en la política económica, un mejor sistema de pensiones en general.

 

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03.05.2019