El papel de los medios en la destrucción de la oposición



Por Juan Sheput


Lo que estamos observando en el ataque mediático contra Nadine Heredia no es sino una muestra gratis de lo que será el papel que jugarán algunos medios de comunicación en la destrucción de la oposición. Se reedita así el estilo sucio que imperó en los años de 1999 e inicios del 2000 en que una prensa mayoritariamente corrupta hizo del terrorismo de imagen una práctica usual.


La noticia de Correo no habría adquirido las dimensiones actuales sino fuera por el conveniente rebote. Otros medios se han plegado, dejando de lado la costumbre de "no rebotar a la competencia". Se dirá que Nadine Heredia, al ser esposa de Ollanta Humala, adquiere una connotación especial, pero lo cierto es que hay una doble medida, un doble estandar en algunos medios de comunicación cuando de informar sobre un escándalo o caso conflictivo se trata.

Cuando se trata de un miembro del oficialismo o allegado al gobierno, los medios se autosilencian en aras de la "gobernabilidad". El Comercio ha escrito páginas vergonzosas sobre ello en su historia reciente. Los indicios de corrupción son cada vez mayores en el gobierno central de Alan García y en el municipal de Castañeda Lossio pero se silencian convenientemente. Las unidades de investigación se han desactivado y cuando funcionan lo hacen para desacreditar a la oposición. La vergüenza total.

Algunos medios planos como Correo, Expreso y La Razón han iniciado desde hace untiempo esta destrucción de líderes de la oposición con marcado entusiasmo. A ella se suma la conducción radial de algunos elementos como en la señal matutina de Radio Capital, los chistosos en RPP y los comediantes vespertinos de CPN Radio. Hay un factor común en todos ellos: el respeto sumiso a los gobiernistas y oficialistas y al fujimontesinismo y la burla e irrespeto permanente contra los miembros de la oposición. Cuando un opositor critica al gobierno de inmediato el conductor sale en defensa del régimen y cuando sucede lo contrario acompaña con su silencio complaciente. Es, desde cualquier punto de vista, una maniobra concertada, que demuestra desesperación y las ganas de entronización de un sistema corrupto que tiene en algunos medios a la punta de lanza de intereses económicos.

A ellos se une Frecuencia Latina, que pronto tendrá en su elenco de conductores a los favoritos del periodo fujimontesinista. Toca pues a los demócratas no amilanarse pues la batalla siendo dura es necesaria pues se tiene que desenmascarar a este conjunto de pseudoperiodistas que bajo la bandera de la libertad de prensa simplemente defiende intereses de grupo muy lejanos a los intereses de la Nación.


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