Por David Auris Villegas*

Perú, históricamente, asienta su precario crecimiento, en una risible política estractivista, exportando materias primas ahora a nuevos mercados, como el chino, pero ¿Qué sucederá si estos monstruos quebrasen?, peor todavía, que el demonio arruine nuestras posesiones;   indudablemente, vendría abajo el ficticio crecimiento dependiente de 4%,  porque olvidamos concebir una educación científica para producir productos agregados y desafiar el porvenir.

Con el objetivo de alejarnos de esta extraña paradoja, siendo la educación de calidad un derecho humano, así como el derecho a una vida sana, divaguemos un desarrollo sostenido en países rezagados como el nuestro, provocando una educación revolucionaria, implicando orgánicamente a la sociedad bajo el liderazgo de los mentores, llamados ingenieros sociales.

Para ello la articulación simultánea denominada sinergia, surgida como paradigma estimulante de cambio, impulsa un compromiso activo al estado, la comunidad científica, el empresariado, los ingenieros sociales, la  familia y la sociedad; fusionando actitudes, experiencia y conocimiento para promover el talento humano en nombre del desarrollo.

En esta línea, es imprescindible empoderar mentalmente a los involucrados del proceso educativo, a través de una praxis ética y ciudadanía global para una cultura de paz, conquistando una vida plena y equitativa, consolidando un horizonte de oportunidades para todos y todas, cultivando las pautas de Kasuga “bien ser, bien hacer y bien vivir”.

Este proceso revolucionario, centra como núcleo neurálgico a la docencia subversiva o ingenieros sociales insatisfechos, abocados a empoderarse los novedosos recursos pedagógicos, situando constantemente en tela de juicio crítico todas las innovaciones, la acción personal y profesional en torno a una realidad altamente cambiante y desafiante.

Durante esta inhumana competitividad, ¿Acaso cabe reflexionar, aprender o morir? Al respecto Peter Senge,  nos alerta a aprender genuina y continuamente desde del pensamiento sistémico y complejo, si deseamos sobrevivir; centrándonos en nuestro único capital humano en estos tiempos de globalización, nuestra capacidad de aprender y desaprender rápidamente ante cambios constantes de paradigmas que aún no la entendemos.

Estos paradigmas y arquetipos están evolucionando infatigablemente, empujándonos a discusiones objetivas, poniendo la razón sobre los subjetivismos; donde la educación juega un rol preponderante, incitando a los operadores de este campo, generar una obsesión por la educación de calidad a nivel planetario, coincidiendo con Andrés Openheimer.

Atendiendo este menaje, la comunidad europea, un continente multilingüe y pluricultural con muchas naciones e históricas guerras pasadas, ha logrado instituir la educación superior europeo, movilizando a estudiantes y profesores que Latinoamérica y Perú, aún no ha logrado imitar y superar este sistema que, favorece el desarrollo sostenido y equitativo.

Ante el contexto de la galopante mundialización que todo lo empequeñece, las políticas educativas están obligadas a ser pauteada por expertos pedagogos muldisciplinarios,  impulsando una educación científica que podría acercarnos a lograr un avance significativo, en el incierto cosmos del porvenir signado por la incertidumbre.

En este travesía científica y excitante, es ineludible priorizar una investigación propositva  desde el sistema educativo longitudinal, apostando investigaciones experimentales con el objetivo de solucionar problemas, crear objetos tecnológicos y generar patentes desde un conocimiento epistemológico alejado de lo doxático que aún es común en nuestra educación.

Convergiendo todos en la praxis de una educación inclusiva que vaya de la mano con la  agenda del Desarrollo Sostenible  al 2030 de la ONU, el ingeniero social como motor de desarrollo, carga sobre sus hombros pedagógicos, la enorme responsabilidad ética de liderar subversivamente una educación sin límites en espacios como la internet, su formidable aliado aún no explotado en toda su dimensión.

A lo sustentado, probablemente los especialistas y expertos burócratas peruanos, pierna en alto podrán rebatir esta hipótesis en contubernio con la masa de docentes repetidores de dogmas del sistema educativo que, aplican recetas pedagógicas momificando a la comunidad estudiantil, quienes viven engañados por calificaciones que, en la vida real no significa gran cosa, como prueban los grandes creadores del planeta.

Blandiendo con intrepidez la religión de la pedagogía revolucionaría, invitamos a los expertos, plantear políticas educativa, generando obsesión por una educación científica humanista, produciendo nuevos conocimientos de exportación, ungiendo un patrimonio ético bajo una cultura de paz, liderados por ingenieros sociales, abocados a la construcción de nuevas paradigmas sociales, movilizando a la sociedad activa, como actores del campo de batalla de esta transformación educativa, asentadas en mano de cada uno de nosotros.

 

https://orcid.org/0000-0002-8478-6738
*Escritor y pedagogo