Por Carlos Javier León Ugarte*

El pedido de reforma política para adelantar las elecciones al 2020 propuesto por el presidente Vizcarra en su Mensaje a la Nación dejó sin reacción a la casta política agobiante que reside en el Congreso de la República en estos últimos años. Reacción que luego, fue dispersada sin estrategia por diversos congresistas aduciendo de manera irresponsable, que dicha propuesta presidencial fue dada porque el “candidato favorito” de Vizcarra, no había ganado la mesa directiva.

Es importante entender que el fujimorismo de Keiko había logrado un gran consenso con la otra facción del fujimorismo, el de Kenji, para elegir a Pedro Olaechea, con lo cual se había pensado que habría algunas notorias propuestas en agenda, en torno a la libertad de Alberto Fujimori, siendo éste el único fin que podría haber motivado a “Los Avengers” a pactar otra vez con sus ex compañeros de bancada.

Pero más allá de estos nuevos aires en la oposición, todo hacía presagiar que íbamos a tener un Poder Legislativo un poco más a la altura de las circunstancias y conciliando más por sobrevivencia que por creencia con el Ejecutivo, para lograr avanzar algo de lo inmensamente perdido.

El exceso del transfuguismo habría llegado a su límite y con nuevas bancadas y ordenando ya el panorama con los congresistas ubicados a su mejor conveniencia, los intereses personales iban a pasar a segundo plano, ante los intereses del país, por lo menos eso parecía.

Sin embargo una vez lanzada la propuesta de nuevas elecciones, la agenda acordada por Fuerza Popular y sus pares cambia drásticamente, al querer apurar la salida de prisión de su lideresa, quien para sus correligionarios, debería participar de estas elecciones.

El fujimorismo luego de entender el nivel de la propuesta de Vizcarra, toda vez pasado el tsunami, ha comprendido que con él en Palacio de Gobierno hasta las próximas elecciones, nada le asegura que Keiko salga de prisión para  participar de una contienda democrática a puertas.

Ante ello, las voces del fujimorato que plantean que el presidente renuncie de inmediato amparándose en el artículo 115 para que su vicepresidenta también renuncie y Pedro Olaechea conlleve a nuevas elecciones se irán acrecentando con urgencia desde sus huestes para tentar alguna posibilidad para Keiko.

Siendo esta la única carta que tendría el fujimorismo, nada nos sorprendería que ante la insistencia de la dinastía dictatorial con la que se maneja el pensamiento de Fuerza Popular, el nombre de Kenji estaría pasando por la cabeza de más de uno.

La realidad nos presenta algunas aristas que hay que analizar para comprender la coyuntura previa a las próximas elecciones generales que celebraremos próximamente.

El mensaje “Que se vayan todos” no es una tendencia oportunista como lo quieren presentar algunos políticos, es más bien una proclamación popular que tendrá sentido y se agrandará con el pasar de las semanas, por ello es casi probable que la calle se manifieste con mayor incidencia de cara a las elecciones.

Gran razón tenía Mike Curb cuando decía que “Las personas deben desempeñar cargos públicos y luego volver a sus negocios y vivir bajo las leyes que aprobaron”.

La invalorable crisis de partidos políticos nos ha dejado en el desamparo de no haber promovido nuevos partidos que sintonicen con el sentir del país, partidos políticos firmes con militancia y doctrina, por ello corremos la suerte eterna de elegir entre improvisados desconocidos, o por el siempre menos malo de la lista.

Pasa algo parecido para los partidos tradicionales, que aun teniendo cuadros, poco chance tendrán de parte del electorado, pues la proclama del que se vayan todos los incluye a estos también como institución, en una fase de desconfianza que ha carcomido todos los niveles partidarios actuales.     

En cuestión ideológica la izquierda y derecha radical van a aprovechar la situación política para resaltar y tener espacios donde vitorear, es normal en estas fases. Es cierto que no hay una derecha conservadora que pueda suplir a Fuerza Popular ni tampoco una izquierda moderada que reemplace a Nuevo Perú, de allí que su permanencia es necesaria, pero con otros personajes.

Vizcarra ha detectado el pulso vital de la población en su sentir diario, ellos quieren que se vayan todos. De acuerdo, pero entonces surge una necesaria pregunta que nos va a reventar en la cara dentro de poco aunque no queramos, una pregunta que deshace esperanzas, que perturba conciencias y aniquila cualquier atisbo de cambio que anhelamos pronto… que se vayan todos, pero entonces ¿A quién elegimos?

*Periodista
Ver todos mis articulos:
https://incorrectamentepolitico2013.lamula.pe/
Twitter: @carlosjavierlu