Población envejecida



Por Karla Alejandra Rojas Armijos*

España tiene más de siete millones de personas mayores de 65 años. La tercera edad es ya el 16,6% de la población y, según el informe Impacto del Envejecimiento de la Unión Europea, será el país más envejecido en 2050.

El comisario económico europeo, Joaquín Almunia, asegura que el coste del envejecimiento no será igual para toda la Unión Europea. España figura entre los países donde más aumentará el gasto público en pensiones, lo que supone un 8,4% de la economía del país.

La población envejece y, con el paso de los años, el gasto público derivado de esta situación puede alcanzar el 9% del PIB. Mientras aumenta la mediana edad, el número de jóvenes disminuye y ya se puede apreciar el descenso desde 2001.

El impacto será muy significativo, en el futuro no se podrán pagar los servicios básicos de nuestros mayores. No se puede costear gastos si no se cuenta con suficiente número de personas en edad de trabajar. España envejece y la crisis golpea a la tercera edad, que superará a la población infantil para el 2050.

El nivel de vida ha cambiado tanto como los hábitos de consumo. Un niño que nace en 2009 tiene una esperanza de vida que ronda los 80 años, muy superior a la de los españoles de comienzos del siglo XX.

El grupo de octogenarios crece a una velocidad mayor de la esperada mientras vemos que la juventud se estanca. La advertencia se percibe desde hace varios años, un aviso que dejó de mostrar demasiadas señales de alarma con la llegada de inmigrantes.

La población extranjera ha frenado las cifras de envejecimiento al incrementar el número de nacimientos y al engrosar la población activa con sus consecuentes contribuciones para el sistema de pensiones. Pero no es suficiente.

Los tiempos adversos golpean a la totalidad de una población que ve cómo se reducen las ayudas. ¿Por qué longevidad puede llegar a ser sinónimo de gasto? ¿Estamos preparados para afrontar un envejecimiento con calidad? Porque una cosa es llenar nuestra vida con años y otra es saberlos vivir bien, con el apoyo necesario para los ancianos.

Es cierto que el panorama económico es complicado, pero así como los mayores han salido de situaciones difíciles ahora nos toca a nosotros intentarlo. La tercera edad se convierte en un grupo de presión con nuevas necesidades de ocio y en la espera de no ser una generación arrinconada.

España no está preparada para afrontar los gastos que esto supone y un ejemplo lo tenemos en el número de residencias geriátricas, con una media de cuatro por cada cien personas. Más de la mitad son privadas.

Para mediados del siglo XXI, por cada cien personas en edad de trabajar habrá 66 de la tercera edad. Si hoy no cuidamos a nuestros ancianos ¿Qué tipo de educación tendrán nuestros hijos?

Las compensaciones no tienen porque ser siempre de tipo económico. Hace falta una mayor concienciación social de la importancia de los abuelos, personas que cada día nos enseñan el valor del paso del tiempo.

La tercera edad del mañana tendrá características diferentes. Como todo se forja en el presente, debemos tomar nota de lo que sucede ahora y prepararnos para el futuro.

En 2020, la denominada generación del “baby boom” llegará a la tercera edad ¿Seguirá manteniéndose esa autonomía residencial o caerá en el olvido la tercera edad? ¿Seguirán viviendo en su casa en compañía del cónyuge y de hijos no emancipados o tendrán como único hogar una residencia?

Parece que también irá en aumento la proporción de mayores que viven solos. La unidad de convivencia se dispersa y en los años que nos quedan, la imagen social de los mayores no va a cambiar si no empezamos a considerarlos como verdaderos pilares de la familia.

* Periodista
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