Grace Baquerizo
 
El 29 de abril, Kenyi Fujimori publicó en su twitter un video en el que aparece dando un discurso a trabajadores de construcción civil, dándoles a conocer las terribles consecuencias de una “tiranía comunista”, llamándolos a votar pensando en su futuro. Por cierto, este llamado al voto se da dentro del centro de trabajo, y aunque Kenyi refiera que fue un diálogo, lo cierto es que es el invitado de la empresa constructora quien aprovecha su poder de dirección para orientar el voto de sus trabajadores.
 
 
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El viernes último, el periodista Carlos Jair publicó en su blog Mataperrea un artículo sbre “Trabajadores amenazados si votan por la izquierda”, en el que se recoge denuncias de trabajadores que indican que son condicionados o amenazados por sus empresas si es que votan por Pedro Castillo. Así, tendríamos que, en Crisol, los jefes dicen que Castillo es un terrorista; en AMG International EIRL, empresa norteamericana dedicada al callcenter, les dicen que la única opción posible es “votar por el oponente al comunismo”; en Decor Center, un gerente habría dicho a sus trabajadores que, si gana Pedro Castillo, las ventas bajarían al 50% y de inmediato se despediría a la mitad del equipo.
 
Obviamente a cualquier trabajador le causa mucha aflicción pensar en que podría quedarse sin trabajo, y esa ha sido precisamente la campaña del fujimorismo, la campaña del miedo. Pero, ¿le ha funcionado? Según la encuesta de IEP publicada el día de ayer, Castillo le lleva 10 puntos de ventaja a Keiko. Mientras el primero ha hecho su campaña en base a propuestas de cambio, se ha rodeado de excelentes profesionales y políticos de trayectoria, Fujimori ha partido porque el modelo no se cambia, ha centrado su campaña en mentiras, y para colmo rodeándose de gente trabajó para la dictadura. Mientras la campaña de Castillo va despertando la esperanza, la de Keiko Fujimori se basa en el miedo.
 
El problema de Keiko Fujimori no solo es hacer una campaña en base al miedo, sino que tampoco es creíble, ni ella ni sus mensajeros. Por ejemplo, lo dicho por los gerentes de las empresas a sus trabajadores que alientan el voto naranja bajo la amenaza de que perderán sus empleos, se contrasta con lo que han hechos varias empresas que iniciaron ceses colectivos para despedir a cientos de sus trabajadores solo con el objetivo de mejorar sus ganancias. La lucha de los trabajadores detuvo a dichas empresas, como es el caso de CREDISCOTIA y TELEFÓNICA, entre varias otras.
 
Los malos empresarios afines al fujimorismo creen que podrán manipular a los trabajadores, quieren proteger sus intereses y que nadie cambie; pero las y los trabajadores ya despertaron, defenderán su libertad y ejercerán su voto si miedo.
 
 
Diario Uno