Herbert Mujica Rojas

No tenía, ni 10 días en el cargo de alcalde, el señor Rafael López Aliaga y ya anunciaba en enero un premio llamado “Medalla de Lima” a la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides.

 

Lopez Aliaga premia fiscal Patricia Benavides



Y, en efecto, la situación de pronunciado tinte compadrero, fue graficado por el titular de Diario Uno en primera plana, hace tres días:

Fiscal de la Nación agasajada por investigado por lavado de activos

Como en el dicho: la sartén le dice a la olla, no me tiznes.

La huachafería, ese mal peruano inscrito en nuestro fallido ADN, presume de fineza y elegancia cuando se trata más bien de una palurda comedia de baja estofa.

López Aliaga, notable por no pagar los más de S/ 30 millones que debe a la Sunat, y la señora Benavides tienen en común haber sido puntales feroces contra el ex presidente Castillo. Al lado de más de 70 legisladores, ostentan el único mérito de haber sido eficientes promotores de la ponzoña letal y la vacancia.

Cuando se trata de premios, reconocimientos o distinciones con medallas, diplomas, menciones honrosas, placas y demás adminículos, no hay timidez que valga y no pocas veces los que van a ser condecorados ¡pagan el convite, la eventual orquesta y el plato de ocasión!

¡Cuántos ídolos de barro, tigres de papel, idiotas puros, se han pasado la vida mostrando sus preseas, diplomas, menciones honrosas, doctorados honoris causa que no alcanzan a disimular su subinteligencia mínima y egocentrismo gigante!

Por años de años, intelectuales de quiosco e ideólogos de ONG, enriquecieron sus hojas de vida con esta clase de auto-bombo y que lo diga sino el mudo testimonio de cuadros en las paredes o preseas en los escritorios. Vanidad, monda y lironda.

Esa frivolidad obscena de estar premiando a los amigotes no hace sino repetir lugares comunes de la más ridícula e inaceptable camandulería hipócrita.

La narrativa ultra conservadora ha copiado el procedimiento y vía el mismo, pretende edulcorar el trago amargo que la ciudadanía contempla, cuando verifica que sus tributos sirven para la soberbia de no pocos pobres diablos.

Es posible atisbar que los vicios y taras de que padece el Perú no son privativos de un sector político en singular. ¡Todos son parte en el banquete y la torta se reparte con deleite entre sus socios gestores!

He visto cómo, por el enfermizo afán de figurar en algo, se inventaban menciones acompañadas de figuritas metálicas llamadas medallas y poco importaba la frivolidad del asunto, en la sociedad peruana es imprescindible lucir las preseas.

La premiaduría de amigotes, no sólo ridiculiza la meritocracia, la convierte en cero y agrede a quienes no son partidarios de posturas conservadoras, defensoras del status quo, de los altos sueldos, de las comodidades oficinescas y del autobombo mediático que llega fácil porque para eso sí hay dólares, redobles y adulones dispuestos a hacer méritos.

El mundo plástico, artificial, bobo, de honores y celebraciones, tan falsas como los inexistentes méritos de los agasajados, es puro paliativo.

La sociedad tiene que exigir que los sospechosos de malos manejos y que lucen signos exteriores de riqueza o complicidades en delitos enormes o silencios muy bien pagados, sean exhaustivamente investigados.

Y ¡a la cárcel todo Cristo! recordaba Ricardo Palma cuando a un virrey lo metieron a chirona por andar de perseguidor de féminas por las noches.

La democracia de juguete peruana tiene sus morisquetas aparentadoras. Es como para decir que algo se está haciendo y acometiendo.

La realidad, que es más dura que cualquier morisqueta pseudo-intelectual o “sociológica”, nos dice que el pobre ciudadano, común y corriente, está menos defendido que antes y más sólo en la consuetudinaria orfandad tradicional.

Urgente aprender a desconfiar de esos premios que se otorgan a la carta y que son falsos “reconocientos” y más bien fraudes muy bien montados.

La Fiscal de la Nación tiene sobre sí investigaciones. Y su premiador, el alcalde López Aliaga debe más de S/ 30 millones a la Sunat. ¿Cómo puede permitirse el sainete?

En el Perú disfrazamos todo con edificios huecos de palabrería robusta.

Tomar a lo serio cosas del Perú, esto no es república, es mojiganga, advirtió González Prada.

 

11.03.2023
Señal de Alerta-Diario Uno