Herbert Mujica Rojas

Los farsantes, embusteros, suelen en todas partes del mundo mentir y mentir porque algo queda. Aprovechan su dominio en los juzgados y sus sentencias; el poder dinerario que blanquean con los abogángsteres y sus grandes estudios.

 

Vladimiro Montesinos aumentan sentencia

Pero, mal de muchos, consuelo de tontos.

El más reciente ejemplo se grafica en la sentencia que afirma que no fue el Estado (representado en esos años por el gobierno fujimorista) sino los violentistas de Sendero Luminoso, los ejecutores del asesinato del dirigente sindical Pedro Huillca.

Inferir de esa controvertida expresión judicial que los integrantes del Grupo Colina eran unos ciudadanos angelicales, ajenos a la vendetta por encargo y crimen sin castigo, constituye una aberración.

La fábrica siniestra echó a andar desde hace largos meses un discurso exculpatorio de los sucesos, asesinatos, remates e inmoralidades que se cometieron durante el fujimorismo. De tal manera que ahora hay que pensar que no eran tan malos porque la propaganda dice que los últimos veinte meses han sido peores.

Es que los miedos de comunicación traslucen la influencia predominante de los grupos de poder que requieren con urgencia un lavado de rostro ante la posibilidad del retorno a los tiempos en que los ricachones hacían del Perú una chacra, un potrero.

“¿Cómo se gobierna al Perú?. La respuesta no admite hesitaciones complicadas. El modus operandi, a la par que cínico, es muy sencillo: imbecilizando a las multitudes, vendiéndole espejitos para deslumbrar su miope discernimiento, llenándole la cabeza de “éxitos” en sus contabilidades primario-exportadoras, premuniéndole de televisión basura que sólo muestra el lado morboso y sangriento de crímenes, violaciones, asesinatos, secuestros desde muy temprano hasta que anochece, plagando el imaginario colectivo de “vivezas” de rufianes en la cosa pública y, ciertamente, olvidando que la historia y la memoria colectiva son bastiones ineludibles que vacunan a las sociedades contra los yerros del pasado. Un discurso reemplaza la vergonzosa realidad de úlceras sociales destilando pus cotidianamente y la fábrica no se cansa de propagar lo que necesitan que se crea y no lo que ocurre”. (21-1-2011, San Juan, Chorrillos y Miraflores: ¡vergonzoso olvido colectivo! http://www.voltairenet.org/article168197.html)

Miedo y terror, si no son bandas foráneas que la Policía no puede poner en vereda, entonces son los “terroristas y comunistas”. El envilecimiento de la opinión es un desmán atroz.

Entonces, como en los tiempos del fujimorismo, campean las bandas armadas de hampones cuya única ley es la del balazo a secas. Pero han vuelto, con insolencia y ningún arrepentimiento las gavillas bancarias que atosigan al cliente, le roban hasta el último centavo y las empresas multinacionales que se pasean por Perú como Pedro por su casa.

¿Qué hacen los clubes electorales, mal llamados partidos? ¡Nada! Se disputan pequeños negociados que aseguren los billetes para hermanos, primos, queridos o amantes cuya principal labor es la de ser testaferros que ocultan las verdaderas manos que hacen los tratos.

Demostraciones diarias de ineficacia las dan los poderes del Estado sin excepción. El Congreso es odiado por su manifiesta mediocridad y sus efímeros integrantes, incógnitos vitalicios cuya única voz registrada consiste en bramar: ¡Presente! a las sesiones.

¿Qué se puede decir del Poder Judicial, el Ministerio Público, los ministerios? Lentitud, falta de reflejos para comprender que apenas son empleados cuya única misión es servir al pueblo que les paga, pero no, hay quienes no pueden justificar inexplicables signos exteriores de riqueza.

Los embusteros pretenden instalar un “nuevo pensamiento” acerca de acreditados y antiguos estafadores de la cosa pública y para ello no hesitan en instalarse en los entresijos del aparato del Estado, pudriendo sus fibras hasta la destrucción total.

“Pueblo que olvida sus yerros y se permite el desprecio de la historia, transita, inevitablemente, por los caminos de sus más desgraciados errores. ¿Están concientes los líderes que por alguna casualidad, ocupan hoy puestos de mando, de lo que acontece cuando le borran de la memoria lo ocurrido en el ayer porque se impulsa, fabrica, cocina y adereza la amnesia colectiva, una vez más?”

Olvidar los bastiones de la memoria histórica apenas augura la disolución vulgar de la sociedad y su esclavitud en los grilletes que traigan otros, como ayer, en nombre de potencias a las que sólo importan las rentas, la eficacia, la repartija de las riquezas del patrimonio peruano que NO aprecian los mismos peruanos que dejan escapar con facilismo criminal su memoria, recuerdo o reminiscencia inabdicables para cualquier pueblo decente”. (artículo citado)

 

06.11.2023
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