Herbert Mujica Rojas

Una definición simple de la geopolítica dice así: “es un método de estudio de la política exterior para entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional a través de variables geográficas”.

 

geopolitica

Perú y su feraz territorio ocupa una parte central en Latinoamérica. Esta ubicación formidable hace más cortos y económicos los caminos marítimos hacia el Asia y la conexión desde los puertos del Atlántico, resultan menos abrumadores para esa clase de exportaciones.

Más aún, por años se ha repetido que nuestro Aeropuerto Jorge Chávez concesionado a Lima Airport Partners, LAP, se constituiría en un hub (punto de concentración) de llegada y salida de aeronaves y vuelos intercontinentales.

No deja de ser preocupante que la II pista y la Torre de Control, inauguradas pocos meses atrás por la controvertida presidente Dina Boluarte, estén no operativas desde octubre 2023, representando una merma significativa y hasta hoy no explicada.

La controversia acerca del control total, exclusivo y privado, que se dio a la empresa china Cosco Shipping vía las mismas expresiones de la Autoridad Nacional de Puertos, respecto del contrato en Puerto Chancay, para felicidad nacional, ha reivindicado conceptos geopolíticos que parecieron haber sido olvidados.

Sin duda alguna hay que poner la puntería de investigación en quienes conformaron las comisiones responsables de entregar Puerto Chancay sin los resguardos fundamentales que dicta la Constitución y la soberanía del Perú.

El mar donde discurrirá el accionar de las modernas instalaciones en Puerto Chancay es peruano y otro tanto la soberanía que el Estado ejerce sobre el territorio. En aquel momento la fiebre privatizadora “olvidó” el pequeño detalle de jurisdicción.

El 60% del accionariado en Puerto Chancay es de Cosco Shipping (empresa china del Estado de ese país) y el 40% de la empresa minera Volcan. El Estado peruano carece de cualquier presencia o mando en el puerto de propiedad privada.

Nuestros políticos y supuestos hombres de Estado cuando se les habla del Mar de Grau imaginan de inmediato sus casas de playa o piscinas cuando no una rica fritanga de pescado fresco y la ingesta opípara.

Y lo que ocurra en el litoral de más de 2500 km del Mar de Grau, tampoco es de su estudio y análisis. Por eso ocurren disparates que tienen que ver con la geopolítica que ningún Estado puede declinar como herramienta de exégesis.

¿Cuántos puertos privados hay en el mundo? ¡Muy pocos! Uno de ellos, como ya se ha dicho: Chancay.

El obsequio de segmentos de quintas libertades aéreas hecho por el gobierno de Alan García Pérez el 2011, con el silencio cómplice de Cancillería, Congreso y de todo el mundo, representa, por falta de reciprocidad, que el Estado peruano dejara ganar miles de millones de dólares a LanChile (hoy LATAM) sin que el país perciba utilidad alguna.

Como irá notando el lector, el déficit que Perú ostenta en lo marítimo también ocurre en lo aeronáutico sin que el Congreso, Cancillería y ministerios del ramo, se tomen la molestia de averiguar las sinrazones que condujeron a estas fallas.

El Memorándum de Entendimiento Aéreo entre Perú (vía la DGAC) y Chile no ha sido discutido ¡nunca! en el Congreso y funciona, en los hechos, como un tratado internacional que carece del fundamental e indispensable refrendo del Parlamento.

Muchos legiferantes son expertos en subir a los aviones pero no distinguen entre un celular y un piano de cola o entre una cumbia o una sinfonía. Pedirles análisis sobre memorándums que hoy son tratados, parecería una exageración de pronóstico reservado.

Permitir que Perú se haya convertido en un cuadrilátero de box en que dos potencias Estados Unidos y China, diriman sus contenciosos con siervos criollos a su servicio, no parece una buena opción. Más bien es la renuncia a la dignidad que conlleva el ejercicio soberano de cualquier país.

Si algo bueno, también, tiene el cuestionamiento en torno al contrato de Puerto Chancay, es que ha reivindicado del olvido a una disciplina como la geopolítica que hombres y mujeres de Estado deben usar en favor de los grandes e irrenunciables intereses del Perú.

¿No deberían ser los clubes electorales, muchos en extinción franca, los responsables de entrenar cuadros y avivar el debate político en tiempos en que las raterías parecieran llenar la agenda de discusiones?

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

 

01.04.2024

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