Islay: se acerca la intervención
Islay: se acerca la intervención
El conflicto de Islay se encamina hacia lo que ya es en la práctica un formato estándar en el gobierno de Alan García: imponer una norma o un proyecto que favorece a grandes empresas, esperar la reacción adversa de una población, hacer oídos sordos a las quejas, esperar que nacionalistas y otros políticos se solidaricen con los afectados por la imposición del gobierno, aguardar la protesta organizada, atacar buscando derramar sangre —como si de un rito satánico se tratase— y finalmente culpar a los nacionalistas, a las ONG y a los izquierdistas de lo ocurrido.
El conflicto de Islay se encamina hacia lo que ya es en la práctica un formato estándar en el gobierno de Alan García: imponer una norma o un proyecto que favorece a grandes empresas, esperar la reacción adversa de una población, hacer oídos sordos a las quejas, esperar que nacionalistas y otros políticos se solidaricen con los afectados por la imposición del gobierno, aguardar la protesta organizada, atacar buscando derramar sangre —como si de un rito satánico se tratase— y finalmente culpar a los nacionalistas, a las ONG y a los izquierdistas de lo ocurrido.