Tomás Lobo
 
San Salvador, 19 jun (Sputnik).- Mirar al cielo y perderse en las estrellas dejó de ser cosa solo de poetas y románticos en Guatemala, donde gana popularidad el monitoreo de satélites gracias al apoyo de una universidad de Rusia.
 
 

Glonass Sputniknews

 

 
Si bien Guatemala no es precisamente un referente en el estudio del cosmos, sus raíces culturales están afincadas en la leyenda mesoamericana de Quetzalcoatl, la "Serpiente Emplumada" que llegó de los celajes para traer luz y vida a la humanidad.
 
A su vez, Rusia ostenta varios hitos en la carrera espacial, y un vasto conocimiento que la Universidad Estatal del Suroeste (UESOR) quiso compartir con la Mariano Gálvez de Guatemala, para estimular el estudio del espacio y sus misterios.
 
"El proyecto servirá para animar a los jóvenes guatemaltecos para la ciencia y les permitirá examinar el tema espacial", comentó a Sputnik el diplomático ruso Arseni Rebrov, quien ha acompañado con entusiasmo esta iniciativa.
 
Rebrov, agregado de la Embajada de Rusia en Guatemala, precisó que la creación del Centro de Control y Monitoreo para Satélites (CCMS) es un puntal para la cooperación entre los mencionados centros de educación superior.
 
En particular, la UESOR proporcionó un software especial para recibir información de satélites estudiantiles y nanosatélites, una experiencia ya desarrollada con otras universidades latinoamericanas.
 
APOYANDO A LA CIENCIA
 
El ingeniero Rolando Torres, profesor de la Mariano Gálvez, valoró el acompañamiento y la asesoría de la UESOR a un proyecto en el que participan 25 personas, entre alumnos y profesores investigadores.
 
"Todo esfuerzo por el desarrollo de la ciencia en Guatemala es un aporte valioso al progreso de la nación, porque la ciencia enseña a comprender el mundo, y da una idea de la vastedad de lo que aún se ignora", enfatizó el académico a medios locales.
 
En tal sentido, Guatemala ya comenzó a dar sus primeros pasos en la aventura espacial, al poner en órbita a inicios de 2020 el satélite Quetzal-1, desarrollado en 2014 por un equipo de la Universidad del Valle para monitorear la contaminación del agua.
 
Dicho dispositivo, un nanosatélite del tipo CubeSat, viajó al espacio el 6 de marzo de 2020 en la nave Space X Dragon que llevó provisiones a la Estación Espacial Internacional, y fue puesto en órbita el 28 de abril de ese año.
 
Además de ese, el CCMS podrá monitorear a los nanosatélites que varias veces al día sobrevuelan el espacio aéreo de Guatemala, según los cálculos del Instituto de Investigaciones de Ingeniería, Matemática y Ciencias Físicas de ese país.
 
Vale aclarar que los nanosatélites generalmente son fabricados en universidades con fines de estudio y monitoreo de eventos naturales, en tanto los satélites son más complejos, sofisticados y, por ende, costosos.
 
¿QUÉ HARÁ EL CCMS?
 
Según fuentes académicas, el CCMS obtendrá información desde los nanosatélites ya colocados en la órbita terrestre, como fotografías, información meteorológica y teleobservación del planeta.
 
También permitirá analizar el eventual desarrollo de tormentas tropicales, condiciones climáticas, erupciones volcánicas y, en un futuro, podrá medir los movimientos entre placas tectónicas. En otras palabras, estudiar la Tierra, pero desde el espacio.
 
"Existe una cooperación entre universidades para futuros proyectos satelitales, en los cuales participarán estudiantes apoyados por la amplia experiencia de la UESOR en la creación de estos centros y el lanzamiento de nanosatélites", agregó Rebrov.
 
Con estas perspectivas, ya ni siquiera el cielo parece ser el límite en esta cooperación académica entre Rusia y Guatemala, sobre todo en la pasión compartida por conocer mejor este mundo, y quizás descubrir otros. (Sputnik)