Patricia Garcia FunegraDe estar a su cargo la salud habría cientos de miles de muertos por coronavirus. Cuando fue ministra afianzó el negocio de los protocolos lucrativos de investigación en humanos y el peligro para los niños

Hay personas que por decoro deberían guardar silencio, pero como no lo tienen, ávidas de figuración y poder político no se cansan de pontificar en cuanto medio de comunicación sea posible, pese a que su pasado las descalifica, como es el caso de la exministra Patricia García Funegra.

 

A ella el expresidente Pedro Pablo Kuczynski le dio la oportunidad de trabajar por la salud nada menos que desde el cargo de ministra de Salud, pero su gestión fue un desastre, basta recordar su célebre frase, cuando dijo que el dengue en Piura es un “psicosocial”, cuando el número de enfermos crecía por miles y los muertos se contaron por decenas.

Esa indolencia atrevida fue la que causó la mala gestión contra los brotes de dengue, pues en los años anteriores los ministros habían mantenido a raya a esta enfermedad. Llega esta señora habladora al ministerio de Salud y el dengue se dispara de modo espantoso, miles de casos a los que se dio la espalda.

Por ello varios presidentes regionales se quejaron, pues los focos se multiplicaron en varios departamentos, lo cual complicó el trabajo de control del dengue a los siguientes ministros.

Interesada crítica contra la ivermectina

En lo que más destaca Patricia García es en soberbia, por ello pontifica criticando el uso de la ivermectina creyéndose superior a todos los médicos peruanos y al ministerio de Salud por haber incluido a la ivermectina en la lista de medicamentos contra el coronavirus COVID-19.

Ella se paseó por los medios televisivos diciendo, y continúa diciendo, que “no hay evidencia” de los beneficios del uso de la ivermectina, cuando desde los primeros días de abril el Royal Melbourne Hospital, Australia, comprobó in vitro que este fármaco elimina al coronavirus COVID-19 en 48 horas. García llegó a decir que las dosis para eliminar el virus en los pacientes serían tóxicas, cuando la práctica médica la desmiente en los cientos de miles de casos tratados.

Obviamente, ella siguió lo que hizo la gran industria farmacéutica, Big Pharma o farmafia, que disgustada por este hallazgo optó por silenciar o torcer la información sobre la ivermectina, porque ella siempre estuvo detrás de los  protocolos para la Big Pharma, y tenía que actuar acorde, siguiendo esos intereses. La ivermectina no tiene patente y es barata, ninguna industria farmacéutica financiará un protocolo de investigación, por ser contrario a sus intereses.

Hay que reconocer que Patricia García investiga, pero hace creer que es una gran investigadora científica, pero no es así porque los protocolos de la Big Pharma se reducen a reclutar pacientes e informar sobre los efectos de fármacos que ella y los médicos reclutados no crean sino la industria, y que no tienen aprobación de la FDA ni Digemid. No cabe allí creatividad para los médicos investigadores, sólo tienen que hacer lo que manda la industria farmacéutica, ni un punto más ni menos. Un verdadero investigador científico de calidad es aquél que teoriza, crea, innova, pero no se puede decir eso de los médicos comprados para los protocolos de los laboratorios.

¿De qué evidencia nos habla ella sobre un fármaco, cuando ella está detrás de los experimentos de fármacos sin autorización de la FDA ni la Digemid y la ivermectina no sólo está aprobada por la FDA y la Digemid, sino que un estudio científico demostró su eficacia, es decir es un fármaco totalmente superior a aquellos que los laboratorios experimentan?

Hoy cientos de miles de pacientes no sólo han superado la enfermedad, sino que la prueba molecular después del tratamiento demuestra que el coronavirus logró ser eliminado de su cuerpo 100%, sin que haya efectos tóxicos, sino muy escasos efectos adversos menores como diarrea, que son totalmente pasajeros.

Pero ella continúa oponiéndose temerariamente a las políticas de salud, las cuales cuentan con sustento científico y amplísima evidencia clínica sustentada por numerosos galenos, a los cuales debería respetar.

Si fuera ministra habría matado a miles de peruanos por oponerse a la ivermectina

Dijo Patricia García: “Es importante que se sepa la verdad, es una enfermedad nueva para la cual no existe un tratamiento que sirva… Esto está pasando en todos los países del mundo. Lo que se está tratando de hacer es detectar a los pacientes temprano, ofrecerles oxígeno, se recomienda reposo, se les hidrata, si hay infección secundaria se les da tratamiento… Para afectos prácticos ningún tratamiento ha demostrado ser efectivo”. Es decir, ella sólo estaría aplicando paliativos y no un un fármaco que probadamente elimina el virus, como la ivermectina.

De haber puesto en práctica las declaraciones de García hoy día tendríamos cientos de miles de muertos, pues de no haber frenado el virus con la ivermectina hoy estarían en la tumba.

Debido a que médicos como ella se atribuyen la voz de la medicina y pontificaron en los medios contra la ivermectina, en lugar de proponer su estudio desde que en Australia se demostró que en vitro elimina al virus en 48 horas, el Minsa demoró en adoptar a este fármaco como parte fundamental de tratamiento, y muchas vidas más podrían haberse salvado.

 

Dengue 2012 2017 Peru

Así se disparó el dengue en la gestión de Patricia García en 2017 (pico a la derecha). Fuente: Minsa

 

Ahora ella se preocupa por el reclutamiento de personas para los experimentos con las vacunas. ¿Trabaja para una industria productora de vacuna? Es lo primero que debería aclarar con honestidad antes de declarar en la prensa.

Cuando fue ministra afianzó el negocio de los protocolos lucrativos de investigación en humanos y el peligro para los niños

García, con Decreto Supremo N.° 021-2017-SA autorizó la modificación del Reglamento de Ensayos Clínicos y fue incapaz de prohibir la experimentación en niños, poniendo en peligro la salud de la niñez peruana.

Con ese reglamento, irresponsablemente avaló que los ensayos clínicos se realicen fuera del ámbito del Minsa y Essalud, en clínicas privadas, donde hay menos control, para gozo de quienes lucran con los experimentos en humanos. Todo interesadamente, conocida su vocación por favorecer los intereses de la Big Pharma.

Tampoco prohibió el conflicto de intereses de médicos que trabajan en estos protocolos y utilizan al Minsa y Essalud sólo para reclutar conejillos de indias, pacientes, y llevarlos a las clínicas a ganar miles de dólares con ellos en los protocolos de los grandes laboratorios.

Tampoco hizo nada para prohibir el secretismo de los laboratorios en caso de que un fármaco haga daño a alguien, pues si el Poder Judicial solicita que declaren qué compuestos se usaron, la ley no los obliga a declarar por razones de secreto, es decir, por razones económicas superpestas al valor de la vida.

Por todo esto, hay personas que por decoro deberían guardar silencio

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